El Papa Francisco no quiere sacerdotes que se miren a sí mismos y que no salgan a buscar la oveja perdida, sino pastores conscientes de la ternura de Dios y con ganas de ayudar a quien lo necesite. Lo reiteró el viernes en la tarde ante miles de sacerdotes que participan estos días en el III Retiro Mundial de Sacerdotes, durante la Misa que celebró con ellos en la Basílica de San Juan de Letrán.
"Hoy les pido a ustedes, en este retiro, que sean pastores con la ternura de Dios. Dejar el látigo colgado en la sacristía y ser pastores con ternura, también con aquellos que les creen más problemas" puesto que "es una gracia divina".
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"Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se ha hecho carne, que tiene un corazón y este corazón hoy nos habla así: 'Vengan a mí. Si están cansados, oprimidos y yo les daré reposo. Pero a los pequeños trátenles con ternura, con la misma ternura con la que les trato yo'".
Además, les aconsejó acudir "en momentos de soledad", al capítulo 11 del libro del profeta Oseas, en el que Dios habla del amor por su pueblo y de cómo le ha sacado de la esclavitud. "De la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la autodestrucción y de todas las esclavitudes que cada uno conoce, que ha tenido y que tiene dentro".
"Qué bonito escuchar que Dios me enseña a caminar. El Omnipotente se abaja y me enseña a caminar".
"Sin Él no sabría caminar en el Espíritu", dijo Francisco, y aseguró que "esta es la historia de cada uno de nosotros".
El Santo Padre recordó que el Señor, como dice Oseas, nos atrajo con lazos de amor, "ligaduras de amor". "El amor une, pero une en la libertad; une en el dejarte el espacio para que vos respondas con amor".
El Papa aseguró que todos pueden ver en esto su propia historia y no tener miedo porque Dios está con cada uno. Es el ejemplo de los mártires coptos asesinados en la costa de Libia por el autodenominado Estado Islámico el pasado mes de febrero. Ellos, señaló, "estaban seguros de que Dios no les habría abandonado" y los decapitaron "pronunciando el nombre de Jesús". "Sabían que Dios, mientras cortaban sus cabezas, no les abandonaría".
Sobre la ternura de Dios, indicó que "se enciende" puesto que "Él es el único capaz de tener una ternura cálida". Así, "se trata de una declaración de amor de un padre a su hijo, y a cada uno de nosotros".
"A veces pienso que tenemos miedo de la ternura de Dios y que por el hecho de que tenemos miedo de la ternura de Dios no dejamos que se experimente en nosotros mismos" y por eso "muchas veces somos duros, exigentes, castigadores".
Francisco también alentó a los sacerdotes a cuestionarse si, como pastores, ellos también salen a buscan la oveja perdida dejando atrás las 99 o si por el contrario solo se buscan a sí mismos.