El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, recordó que el suicidio asistido que algunos buscan aprobar en el estado de California no es un acto de compasión sino responder al prójimo necesitado con "el frío consuelo de la muerte".
Así lo indicó el Prelado en su columna "Morir con dignidad en California" en la que analiza lo ocurrido en ese estado luego que la semana pasada el Senado aprobara el proyecto de ley SB 128, el "Acta de la Opción al Final de la Vida", que permitiría a los médicos prescribir medicamentos que los pacientes terminales pueden tomar para quitarse la vida.
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Este proyecto de ley está siendo considerado ahora por la Asamblea del estado.
El Arzobispo resalta que los que promueven la ley tienen buenas intenciones y buscan la compasión, "pero la compasión que ofrece el suicidio asistido por un médico es algo vacío. Y esta legislación tiene implicaciones peligrosas para nuestro estado, especialmente para los pobres y vulnerables".
Ante la fragilidad de la vida avanzada, dice el Prelado, las personas tienen una serie de inquietudes como la posibilidad de morir solo en un hospital o conectados a aparatos médicos: "estas inquietudes son naturales y justificadas. Naturalmente, no queremos esto para nosotros mismos ni para los que amamos, pero la respuesta al miedo y a un sistema defectuoso debe ser corregir el sistema y hacer frente a los temores, no matar al que tiene miedo y está sufriendo".
"Responder al sufrimiento humano con mayor facilidad para que la gente se suicide es un fracaso del liderazgo público y de la imaginación moral", resalta.
"Ayudar a que alguien se quite la vida –incluso si esa persona pide esa ayuda– no deja de ser matarla. Y matar no es compasión, es asesinato. Es responder a las necesidades de nuestros prójimos con la indiferencia, con el frío consuelo de la muerte".
Con una ley como esta, "los que sufrirán serán nuestros prójimos más pobres, ancianos y discapacitados, así como los que viven en comunidades de inmigrantes y de minorías. En un sistema de salud movido por preocupaciones financieras, el suicidio asistido por un médico no será una 'elección' para estas personas. Se convertirá, más bien, en su única 'opción'".
El Prelado indica luego que "la lógica del suicidio asistido por un médico no se detiene con los enfermos terminales. En los lugares donde esta práctica es legal, podemos ver ya cómo crece la presión para extender este 'derecho' a cualquier persona que esté sufriendo dolor crónico o intolerable".
"Y una vez que determinemos que algunas vidas no valen la pena de ser vividas, nos encontraremos con más gente que decidirá que estaría mejor muerta. Es algo trágico, pero cierto".
El Arzobispo de Los Ángeles considera que "no podemos permitir que California se convierta en un lugar donde respondamos al sufrimiento de los demás ayudándolos a quitarse la vida. Debemos hacer de California una vanguardia de la verdadera compasión por los moribundos".
"Tenemos que rechazar esta legislación y empezar una nueva discusión sobre cómo vivimos y cómo morimos en California", destaca.
"La muerte siempre será un misterio y nunca será algo fácil de enfrentar, ni para los que están muriendo, ni para sus seres queridos. Pero podemos hacer que sea menos dolorosa, menos atemorizante e incluso podemos hacer que sea una ocasión bella, de misericordia y de reconciliación".
"Oremos unos por otros esta semana, y pidámosle a nuestra Santísima Madre María que nos ayude a crecer en la verdadera compasión", concluye.
Más información sobre este proyecto de ley y sobre cómo ponerse en contacto con el miembro de la Asamblea que les corresponde en www.SB128UnTragoAmargo.org
Lea la columna completa del Arzobispo en https://www.aciprensa.com/josegomez/morir-con-dignidad-en-california/