En su nueva columna semanal titulada "Viviendo el año litúrgico", Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos) destaca la importancia de las gracias de cada tiempo litúrgico y aconseja a los fieles sobre cómo aprovechar espiritualmente estos momentos.
Mons. Gómez cita el ejemplo de Mons. Óscar Romero, quien fue beatificado el 23 de mayo en El Salvador. Dijo que así como el nuevo beato, todos los cristianos tienen un llamado a la santidad. "Pero el gran desafío es siempre el 'cómo' hacerlo. ¿Cómo podemos crecer en santidad? ¿Qué pasos debemos dar para ello?", preguntó.
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Mons. Gómez recordó que la Iglesia brinda los medios para que los fieles alcancen la santidad. Estos son los sacramentos, las oraciones, enseñanzas, devociones, y las obras de caridad y misericordia. Asimismo, los tiempos litúrgicos son un medio para entender la lógica espiritual de la santidad.
"Un buen lugar para empezar es reflexionar sobre lo que hacemos todos los domingos. Hay una profunda lógica interna en el año litúrgico de la Iglesia, un gran poder espiritual", indicó.
Cada momento tiene un sentido. El Adviento es un tiempo de espera al nacimiento de Dios. Al llegar la Navidad, se celebra el misterio de la Encarnación. Con la "manifestación de Cristo en la Epifanía y la fiesta del Bautismo, que marca el inicio de la vida pública de Jesús, se inicia un periodo llamado "Tiempo Ordinario".
En este tiempo ordinario, "somos testigos del drama de su misión según ésta se va desarrollando, de todos sus milagros, enseñanzas, y encuentros con la gente", señala Mons. Gómez. En la Cuaresma, se vive un tiempo de penitencia, conversión y preparación para la Pascua.
Durante los cincuenta días de Pascua, se vive la alegría de la Resurrección y en el cuadragésimo día se celebra la Ascensión de Jesús. Diez días más tarde, la Iglesia recibe al Espíritu Santo en Pentecostés. Luego se retorna al Tiempo Ordinario hasta la fiesta de Cristo, Rey del Universo.
En el domingo siguiente comienza el tiempo de Adviento y el ciclo litúrgico vuelve a empezar.
"Y mientras seguimos a Jesús en la liturgia de la Iglesia, semana a semana, vamos siendo "transformados" por nuestro encuentro con Cristo. Conforme reflexionamos sobre los misterios de Jesús, llegamos a ver nuestra vida a la luz de la Suya. Vemos el mundo con su corazón y su mente, sentimos su presencia caminando con nosotros en nuestra vida diaria", manifiesta el Arzobispo de Los Ángeles.
Para leer la columna completa haga clic en el siguiente enlace: https://www.aciprensa.com/josegomez/viviendo-el-ano-liturgico/