Como miembro de una delegación iraquí invitada ante un comité del Congreso de Estados Unidos, la hermana Diana Momeka, señaló que después de haber perdido sus casas, su patrimonio y su sentido de dignidad, los cristianos de su país víctimas del Estado Islámico se sienten abandonados por la comunidad internacional pero su fe en Dios se mantienen inquebrantable.
La hermana Diana había solicitado una visa para entrar a Estados Unidos que fue inicialmente negada por el Consulado de Estados Unidos debido a su condición de "persona internamente desplazada".
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En medio de una creciente presión, finalmente pudo ingresar al país y testificar ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara sobre "la guerra de ISIS sobre las minorías religiosas".
"No soy más que una pequeña persona, una víctima de ISIS y toda su brutalidad", declaró la religiosa en un testimonio escrito para el comité.
La fe de los cristianos iraquíes desplazados está "aumentando cada vez más", afirmó la religiosa dominica al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Estados Unidos el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima.
Muchos de los desplazados viven en muy malas condiciones: familias que buscan refugio en contenedores, padres sin trabajo y niños sin educación. Sin embargo, el espíritu no se ha quebrantado por la adversidad. "Nos está haciendo más fuertes", afirmó.
"Fuimos desplazados, sin embargo sentimos que la mano de Dios todavía está aún con nosotros... En medio de esta oscuridad, de este sufrimiento, vemos que Dios nos está abrazando", explicó la hermana Diana y añadió que es un "don del Espíritu Santo" el ser capaces de quedarse y mantener la fe en medio de las dificultades.
La religiosa es miembro de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena, originarias de Mosul, al norte de Irak. Los militantes islámicos bombardearon su convento en 2009 y después de que la madre superiora solicitara la protección del gobierno local, que no encontró, la hermana Diana y su comunidad tuvieron que trasladarse a Qaraqosh.
La embestida de ISIS las alcanzó el verano pasado. A medida que el Estado Islámico arrasaba con parte de Irak y Siria estableciendo un estricto califato, más de 120 mil iraquíes fueron desplazados en la Meseta de Nínive, enfrentados a la decisión de convertirse al Islam, quedarse y pagar un impuesto (jizya) a ISIS o huir de inmediato.
La comunidad religiosa se mudó nuevamente, esta vez a Kurdistán. "Nos sacaron de nuestras casas en un par de horas", describió la religiosa, "sin ninguna advertencia".
Agregó que ya casi no hay cristianos en Mosul a excepción de unos cien que han sido tomados como rehenes por ISIS.
"Venir aquí ha sido difícil para mí. Como religiosa no estoy a gusto con los medios de comunicación y con tanta atención", admitió. "Pero estoy aquí para pedirles e implorarles, por el bien de nuestra humanidad común, que nos ayuden".
Los cristianos del norte de Irak perdieron "casi todo" cuando ISIS destruyó y profanó las iglesias, santuarios y otros sitios sagrados.
"Perdimos todo y ahora, todos los cristianos que viven en la región de Kurdistán, sentimos que ya no tenemos dignidad. Cuando pierdes tu casa, pierdes todo lo que tienes. Pierdes su patrimonio, tu cultura".
Cuando los monasterios que han existido durante siglos son destruidos, esto es una señal de que "tu historia se ha ido, que ya no eres nada", lamentó la religiosa.
Los niños están creciendo sin educación adecuada y las vidas de familias enteras "han cambiado enormemente", señaló. "Estamos abandonados, así es como nos sentimos".
En su testimonio la hermana Diana denunció que las autoridades locales y regionales han ayudado poco a los desplazados y consideró la reacción que tuvieron ante esta crisis como "de lo más modesta y lenta".
El gobierno kurdo permitió a los refugiados cristianos entrar a sus fronteras pero no les ofrece ninguna otra ayuda más significativa. Sin embargo, la religiosa señaló que la Iglesia en Kurdistán ha sido una gran ayuda para los cristianos proporcionando alimentos, refugio y otras formas de apoyo.
En última instancia, los desplazados quieren regresar a casa y volver a ser reinstalados en otro lugar, insistió.
"Hay muchos que dicen '¿Por qué no mejor los cristianos simplemente abandonan Irak, se trasladan a otro país y se conforman con eso?' ¿Por qué debemos salir de nuestro país? ¿Qué hemos hecho?", cuestionó.
"Los cristianos de Irak son los primeros habitantes de esa tierra", aseguró la hermana. "Aunque nuestros antepasados experimentaron todo tipo de persecución, ellos se quedaron en su tierra, construyendo una cultura que ha servido a la humanidad de todos los tiempos".
"No queremos nada más que volver a nuestras vidas; no queremos nada más que ir a casa", exclamó.
Traducido por Bárbara Bustamante