"Peleo seguido con mi hermana. ¿Alguna vez te has peleado con tu familia?", es la pregunta que hizo Chiara al Papa Francisco durante el encuentro con más de siete mil niños y jóvenes de "La Fábrica de la Paz" en el Aula Pablo VI, a lo que el Pontífice respondió: "Es humano pelear. Lo importante es que no eso permanezca, que luego se haga la paz".
"Es una pregunta real", dijo el Papa, y añadió: "Tengo la tentación de hacer esta pregunta: 'Que levante la mano quien nunca se ha peleado con un hermano o con alguien de la familia'… ¡Todos lo hemos hecho! Es parte de la vida porque 'quiero hacer un juego'… el otro quiere hacer otro, peleamos un poco… pero al final lo importante es hacer la paz".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Sí: peleamos, pero no se debe terminar la jornada sin hacer la paz. Tengan siempre en mente esto. A veces yo tengo razón, el otro está equivocado, ¿cómo voy a pedir perdón? No pido perdón sino que hago un gesto y la amistad sigue. Esto es posible: no dejar que haber peleado dure hasta el día siguiente. ¡Esto es malo! No terminar el día sin hacer la paz".
Francisco recordó que "yo también he peleado muchas veces, también ahora". "Me molesto un poco, pero siempre busco llegar juntos a la paz. Es humano pelear. Lo importante es que no eso permanezca, que luego se haga la paz. ¿Entendido?", preguntó a los niños, que desde las gradas del Aula y sentados alrededor, escuchaban atentos a Francisco.
Finalmente, la niña volvió a preguntar al Papa si después de este encuentro "cambia realmente algo".
"¡Siempre!", aseguró Francisco. "Cuando hacemos algo juntos, algo bello, algo bueno, todos cambian. Todos cambian algo. Y esto nos hace bien. Seguir adelante con este encuentro nos hace bien. Todos cambian algo. ¡Nos hace tanto bien! Todos nosotros hoy debemos salir de este encuentro cambiados", señaló.
"La Fábrica de la Paz" es una iniciativa promovida por diversas instituciones, entre ellas el Ministerio de Educación y la Conferencia Episcopal Italiana, con el objetivo de favorecer la integración multiétnica y sensibilizar a los responsables espirituales, políticos y de la educación para que utilicen un lenguaje de paz.
Sean testigos de paz, amor y oración
Para el encuentro el Papa había preparado un discurso. Sin embargo, el Pontífice prefirió responder a las preguntas de los niños y jóvenes. En el texto publicado por la Santa Sede, que se da por leído, Francisco exhorta a los menores a ser testigos de paz, amor y oración, afirmando que "el verdadero constructor de paz es el que da el primer paso hacia el otro. Y esto no es debilidad, sino fuerza, la fuerza de la paz".
"¿Cómo se pueden terminar las guerras en el mundo, si no somos capaces de superar nuestros pequeños malentendidos y nuestras rencillas? Nuestros actos de diálogo, de perdón, de reconciliación, son los ladrillos' que se utilizan para construir el edificio de la paz'', señaló el Papa en el Aula Pablo VI.
Francisco denunció que "por desgracia las fábricas de guerra no faltan''. ''La guerra es el resultado del odio, del egoísmo, del deseo de poseer más y más y dominar a los demás. Y ustedes para combatirla se comprometen a difundir la cultura de la inclusión, la reconciliación y el encuentro … Es un buen camino, que necesita coraje y esfuerzo, para que todos entiendan la necesidad de un cambio de mentalidad, para garantizar la seguridad de los niños en el planeta, en especial de los que viven en zonas de guerra y persecución'', indicó.
Explicó que un mundo de paz se construye primero en "el entorno en el que vivimos todos los días: la familia, la escuela, el patio, el gimnasio, el oratorio".
Asimismo, alentó a acoger "a las personas que proceden de otros países y grupos étnicos, que tienen otras tradiciones y religiones", fomentando el conocimiento, el diálogo y la inclusión de todos "de acuerdo con las leyes del Estado".
Francisco también invitó a los menores a "interesarse en las necesidades de los más pobres, de los que sufren más y están abandonados, también de los que están lejos. Pienso en tantos coetáneos vuestros que sólo por el hecho de ser cristianos han sido expulsados de sus hogares, de sus países, y alguno ha sido asesinado porque tenía en mano la Biblia". "Amar a los demás, especialmente de los más desfavorecidos, significa testimoniar que cada persona es un don de Dios. Cada persona'', subrayó.
El Papa recordó que la paz es un don de Dios que debe pedirse con confianza en la oración. "Por eso es importante no sólo ser testigos de la paz y el amor, sino también testigos de la oración. La oración es hablar con Dios, nuestro Padre que está en los cielos, y confiarle nuestros deseos, nuestras alegrías y tristezas. La oración es pedirle perdón cada vez que nos equivocamos y cometemos algún pecado, convencidos de que Él siempre perdona", aseguró.
"Su bondad para con nosotros nos insta a ser, también nosotros, misericordiosos con nuestros hermanos, perdonándolos de corazón cuando nos ofenden o nos hacen daño. Y, por último la paz tiene un rostro y un corazón: el rostro y el corazón de Jesús, el Hijo de Dios, que murió en la cruz y resucitó para dar paz a todos los hombres y a toda la humanidad. Jesús es 'nuestra paz' porque ha derribado el muro de odio que separa a los hombres entre sí'', concluyó.