El Papa Francisco envió hoy un mensaje al Obispo de la diócesis italiana de Savona-Noli, Mons. Vittorio Lupi, con ocasión de la celebración del Bicentenario de la Coronación de Nuestra Señora de ka Misericordia, que se cumple este 10 de mayo y que tuvo lugar en 1815 por el Papa Pío VII.
El Santo Padre señaló en su misiva que "deseo unirme a la devoción del pueblo de Dios de la diócesis de Savona-Noli para rendir homenaje a Nuestra Señora de la Misericordia, invocando de modo especial su materna protección sobre el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que he anunciado hace poco".
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"Poniéndome espiritualmente en los pasos de mi predecesor Benedicto XVI, me dirijo al Santuario erigido hace poco menos de cinco años, en el lugar en el que la Virgen se le apareció al agricultor Antonio Botta, pidiendo penitencia y conversión y, al final, despidiéndose con las palabras: 'Misericordia no justicia'; exhortación más que nunca actual para nuestro tiempo, que es de modo particular tiempo de misericordia".
El Papa recordó cómo la respuesta unánime del pueblo a la petición de la Virgen llevó "una verdadera 'cascada' de gracias del cielo" y "dio origen a numerosas obras caritativas y sociales" que testimoniaron "que la misericordia espiritual y la corporal son inseparables".
"En un momento muy dramático en la historia de Europa, el Papa Pío VII , que fue secuestrado por Napoleón y encarcelado en Savona, fue capaz de ir al Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia y prometió que, una vez puesto en libertad, volvería para coronarla, lo que sucedió el 10 de mayo de 1815".
"Y el 24 del mismo mes instituyó la fiesta de María Santísima 'Ayuda de los cristianos'. En efecto, la Madre de la Misericordia está siempre cercana y socorre a todos sus hijos que se encuentran en peligro y, como tantos en nuestros días, sufren discriminación y persecución".
El Papa culminó su mensaje deseando que "mientras nos acercamos al Año Santo Extraordinario, en toda la Iglesia se profundice y se difunda la confianza a la Madre de la Misericordia, que en aquella tierra ha dado un signo perenne de su ternura y su cercanía al pueblo de Dios peregrino en el mundo".