"En realidad, el verdadero deporte favorece la construcción de un mundo más fraterno y solidario, contribuyendo a la superación de situaciones de injusticia y de un malestar humano y social", manifestó el Papa Francisco a recibir en audiencia este viernes por la mañana a miles de deportistas en el Vaticano.
Y "gracias a Dios tenemos los ejemplos buenos de hombres y mujeres deportistas, también grandes campeones, que no han dejado nunca de vivir la fe y el servicio al prójimo", añadió el Papa.
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El Aula Pablo VI del Vaticano se convirtió por una hora en un polideportivo gigante improvisado al acoger a los dirigentes y atletas de la sociedad deportiva del Lazio con el Papa Francisco. Una zona situada en el sur de Roma que cuenta con su propio equipo de fútbol.
El Pontífice hizo memoria de la historia de esta sociedad deportiva y recordó cómo "en 1990, en efecto, un grupo de jóvenes tomaron la iniciativa de crear una sociedad deportiva que fuese accesible a los jóvenes del pueblo y que transmitiese los valores morales y éticos del deporte".
Entre sus fines estuvo el de llegar a todos los estratos sociales, algo que el Papa agradeció, a la vez que solicitó continuar valorando otros talentos para que "su sociedad deportiva sea siempre una casa abierta, donde se pueda experimentar la fraternidad y la armonía entre las personas".
Comentando el lema de este club deportivo, "En la concordia las pequeñas cosas crecen, en la discordia las más grandes decaen", manifestó que a lo largo de los años "se ha enriquecido de diversas actividades asociadas y se ha articulado en numerosas secciones deportivas".
"Aquí se ven la adhesión de muchos socios, atletas, y los seguidores de todas las edades, unidos entre ellos con el común espíritu olímpico y por el deseo de recíproca solidaridad".
Francisco afirmó que uno de los méritos de esta sociedad deportiva es que "ha obrado para dar la dignidad a todos los deportes".
"En Italia, al igual que en mi país, Argentina, existe el riesgo de hablar siempre del fútbol y dejar de lado los otros deportes. Sin embargo, cada disciplina deportiva tiene su valor, no solo físico o social, sino también moral, en cuanto que ofrece a las personas la posibilidad, especialmente a los jóvenes y a los chicos, de crecer en el equilibrio, en el autocontrol, en el sacrificio y en la lealtad hacia los otros", destacó.
En su discurso, el Papa recordó que "la Biblia nos enseña que la persona humana es un todo uno, espíritu y cuerpo" y "por esto los animo a cultivar siempre, junto a la actividad deportiva, también competitiva, la dimensión religiosa y espiritual".
"A veces se entiende que un chico o una chica, por la formación y las carreras, se pierdan la Misa, las catequesis… ¡Pero esto no es una buena señal!", advirtió. "Quiere decir que se ha perdido la escala de valores. Como tampoco se necesita descuidar el estudio, las amistades, el servicio a los pobres", recomendó.