Tribulaciones, entrega y paz. Son las tres palabras en las que meditó el Papa Francisco en la homilía de la Misa este martes en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Santo Padre explicó que el cristiano no tiene una "actitud sadomasoquista" frente a las dificultades sino que se encomienda al Señor con confianza y esperanza.
Recordando la historia de San Pablo que es perseguido a causa de la fe y que vive "momentos oscuros, momentos difíciles", el Papa dijo que sufrir las tribulaciones con coraje "no es una actitud sadomasoquista", sino que es "la lucha cristiana" contra el demonio que busca separar a los creyentes "de la Palabra de Jesús, de la fe, de la esperanza".
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Radio Vaticano refiere luego la reflexión del Pontífice sobre la palabra "soportar" que es más que "tener paciencia, es llevar sobre los hombros, llevar el peso de las tribulaciones. Y también la vida del cristiano tiene momentos así. Pero Jesús nos dice: 'Tengan coraje en aquel momento. Yo he vencido, también ustedes serán vencedores'. Esta primera palabra nos ilumina para ir adelante en los momentos más difíciles de la vida, aquellos momentos que también nos hacen sufrir".
La segunda palabra: "entregarse". "Un cristiano –dijo Francisco– puede llevar adelante las tribulaciones y también las persecuciones encomendándose al Señor". Sólo Él "es capaz de darnos la fuerza, darnos la perseverancia en la fe, darnos la esperanza".
"Encomendar al Señor algo, entregar al Señor este momento difícil, encomendarme yo mismo al Señor encomendar al Señor a nuestros fieles, nosotros los sacerdotes, los obispos; encomendar nuestras familias, nuestros amigos al Señor y decirle: 'Cuida de estos, son los tuyos'. Es una oración que no siempre hacemos, la oración de encomendar: 'Señor te encomiendo esto, llévalo Tú adelante', es una bella oración cristiana. Es la actitud de la confianza en el poder del Señor, también en la ternura del Señor que es Padre".
Cuando una persona "hace esta oración", desde el corazón entonces siente que está encomendada al Señor, se siente segura: "Él no defrauda jamás". La tribulación hace sufrir, pero "el hecho de encomendarnos al Señor te da esperanza y de aquí surge la tercera palabra: la paz".
Francisco recordó luego lo que Jesús dice, como "despedida", a sus discípulos: "les dejo la paz, les doy mi paz". Y puso de manifiesto que "no se trata de una sencilla tranquilidad", sino de una paz que "va adentro, una paz que te da la fuerza, que refuerza lo que hoy hemos pedido al Señor: nuestra fe y nuestra esperanza":
"Tres palabras: tribulaciones, entrega y paz. En la vida debemos ir por caminos de tribulación pero es la ley de la vida. Y en aquellos mementos encomendarse al Señor y Él nos responde con la paz. Este Señor que es Padre nos ama tanto y jamás decepciona".
Antes de concluir su homilía, el Santo Padre alentó a rezar al Señor para "que refuerce nuestra fe y nuestra esperanza, pidiendo que nos dé confianza para vencer las tribulaciones porque Él ha vencido al mundo, y que nos dé a todos su paz".