El Papa Francisco recibió este lunes a los 32 nuevos reclutas de la Guardia Suiza en la Sala Clementina y los exhortó a ser auténticos soldados de Cristo y colaboradores de la construcción de su Reino, llevando siempre a la mano las dos armas del cristiano: El Santo Rosario y el Evangelio.
"Con ocasión de su juramento tengo el gusto de encontrarles, a ustedes Guardias y a sus familiares, para hacer crecer una amistad que es significativa, porque desarrolla su servicio tan cercano a mí", comenzó diciendo Francisco.
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"Es una amistad particular porque se basa en el amor de Cristo: ese amor 'más grande' que Él ha vivido y que ha donado a sus discípulos: 'Nadie tiene mayor amor más grande que el de dar la vida por sus amigos'".
Se reúne #PapaFrancisco con miembros de la Guardia Suiza; se preparan nuevos elementos para rendir juramento pic.twitter.com/T14KjYXxzk
- FOROtv (@Foro_TV) Mayo 4, 2015
"En la historia de la Iglesia –continuó- muchos hombres y mujeres han hecho suya la llamada de este gran amor. Los Guardias Suizos que han combatido durante 'el saqueo de Roma' y que han dado sus vidas por la defensa del Papa han seguido esta llamada. Y responder con decisión a esta llamada significa seguir a Cristo".
Francisco se refirió al saqueo de Roma del 6 de mayo de 1527 por tropas alemanas y españolas durante el conflicto entre el Sacro Imperio Romano Germánico y una alianza de Francia, Milán, Venecia, Florencia y los Estados Pontificios.
Durante la reflexión que realizó a los Guardias Suizos y sus familiares, también habló de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, "que de joven fue un soldado". En ellos "habla de la 'llamada del Rey', es decir, Cristo, que quiere edificar su Reino y elige a sus colaboradores. El Señor quiere construir su Reino con la colaboración de los hombres. Tiene necesidad de personas decididas y valientes. Así, según San Ignacio, Cristo Rey pide a quien quiere ir con Él conformarse con la misma comida, con la misma bebida y con los mismos hábitos".
"Les pide estar listos para cansarse durante el día y estar despiertos de noche, porque así participará de la victoria".
Pero el Santo Padre también meditó sobre cómo San Ignacio "compara el mundo con dos campos militares, uno con el estandarte de Cristo y otro con el de Satanás". Entonces, "para el cristiano la elección es clara: sigue la bandera de Cristo", respondió.
"Un soldado de Cristo participa en la vida de su Señor. Esta es también la llamada que les toca a ustedes: asumir las preocupaciones de Cristo, ser sus compañeros. Así aprenderán día a día a 'escuchar' con Cristo y con la Iglesia. Un Guardia Suizo es una persona que realmente busca servir al Señor Jesús y que ama de modo especial la Iglesia, es un cristiano con una fe genuina".
Y todo esto será posible vivirlo a través de los Sacramentos, dijo el Papa. "Con la participación asidua a la Misa y la confesión frecuente. Pueden vivirlo leyendo cada día el Evangelio. Eso que digo a todos se lo digo también a ustedes: tengan siempre a mano un pequeño Evangelio, para leerlo en cuanto tengan un momento tranquilo".
El Papa aseguró que "les ayudará también la oración personal, en especial el Rosario", así como "el servicio a los pobres, a los enfermos, a aquellos que tienen necesidad de una buena palabra".
"Y así cuando encuentren a la gente, a los peregrinos, les transmitirán con su gentileza y competencia este 'amor más grande' que viene de la amistad con Cristo".
"Ustedes, -dijo abiertamente- son un 'manifiesto' de la Santa Sede. Les doy las gracias y les animo por esto".
Antes de despedirse, aseguró que "sé que su servicio es muy intenso. Cuando hay tareas adicionales podemos siempre contar con la Guardia Suiza. Lo sé. Se los agradezco con afecto y expreso mi gran aprecio por todo lo que hacen por la Iglesia y por mí como Sucesor de Pedro. Sobre todo les doy las gracias por sus oraciones. ¡No se olviden! También rezo por ustedes y por sus parientes, y les confío a la intercesión de sus patronos, San Martín, San Sebastián y San Nicolás de Flüe".