El Papa Francisco presidió este domingo el rezo del Regina Coeli desde el estudio del Palacio Apostólico y dirigió algunas palabras y saludos a miles de peregrinos que se congregaron en la Plaza de San Pedro, a quienes invitó a recurrir a los sacramentos para permanecer unidos –como los sarmientos- a la vid que es Jesús, y así dar los frutos con los que se les reconocerá como verdaderos cristianos.
Como es costumbre, Francisco comentó el Evangelio de la liturgia del día en el que Jesús se presenta en la Última Cena. "Por última vez Él está con sus discípulos y entonces quiere imprimir bien en su mente una verdad fundamental: también cuando Él no estará más físicamente en medio de ellos, ellos podrán permanecer todavía unidos a Él de una manera nueva, y así dar mucho fruto".
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Llevando la palabra a la actualidad, el Papa indicó que "todos podemos estar unidos a Jesús de una manera nueva. Si al contrario, uno perdiese esta unión con Él, esta comunión con Él, sería estéril, también dañino para la comunidad".
"Para expresar esta realidad, este modo nuevo de estar unidos a Él, Jesús utiliza las imágenes de la vid y los sarmientos y dice así: 'Como el sarmiento no puede dar fruto a sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vida, ustedes los sarmientos'".
Y "con esta figura nos enseña cómo permanecer en Él, estar unidos a Él, aunque Él no esté físicamente presente".
Francisco continuó explicando que "nosotros somos los sarmientos y a través de esta parábola Jesús quiere que entendamos la importancia de permanecer unidos a Él. Los sarmientos no son autosuficientes, sino que dependen totalmente de la vida, en la que se encuentra la fuente de sus propias vidas".
"Para nosotros los cristianos –continuó diciendo- injertados con el Bautismo en Cristo, hemos recibido de Él gratuitamente el don de la vida nueva; y podemos estar en comunión vital con Cristo", pero también el cristiano "debe mantenerse fiel al Bautismo, y crecer en la amistad con el Señor mediante la oración, la oración de todos los días, la escucha y la docilidad a su palabra –leer el Evangelio- la participación en los Sacramentos, especialmente el de la Eucaristía y el de la Reconciliación".
El Santo Padre siguió con su catequesis asegurando que "si uno está íntimamente unido a Jesús, goza de los dones del Espíritu Santo que, como dice San Pablo son 'amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, suavidad, dominio de sí'; y por consecuencia hace mucho bien al prójimo y a la sociedad, es una persona cristiana".
Gracias a esta manera de actuar, "se reconoce si uno es un verdadero cristiano, al igual que se reconoce a un árbol por sus frutos". En este sentido, "los frutos de esta unión profunda con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona es transformada por la gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y también el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y cuerpo. Recibimos una forma nueva de ser, la vida de Cristo se convierte en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús".
Y en consecuencia "podemos amar a nuestros hermanos, empezando por los más pobres y sufrientes, como ha hecho Él, y amarles con su corazón y llevar así al mundo frutos de bondad, de caridad y de paz".
En definitiva, "todos juntos estamos llamados a llevar los frutos de esta pertenencia común a Cristo y a la Iglesia", dijo para finalizar. Después pidió la intercesión de la Virgen María, para que "podamos ser sarmientos vivos en la Iglesia y testimoniar de manera coherente nuestra fe –coherencia en la propia vida y en el pensamiento, de vida y de fe- conscientes de que todos, dependiendo de nuestras vocaciones particulares, participamos de la única misión salvífica de Cristo"·.
Después del Regina Coeli, al saludar a algunos grupos de peregrinos, el Papa recordó que el sábado fue beatificado Luigi Bordino, consagrado de la Congregación de los Hermanos de San José Benedetto Cottolengo, quien "dedicó su vida a las personas enfermas y sufrientes, y se dedicó sin descanso a los más pobres, medicando y lavando sus llagas". Se trata del primer hermano de esta orden religiosa que ha sido beatificado. El Papa Francisco les visitará durante su próximo viaje a Turín, los días 21 y 22 de junio.
También mandó un saludo a la Asociación Méter, que celebró la Jornada de los niños víctimas de la violencia. "Les doy las gracias por el empeño con el que buscan prevenir estos crímenes. Todos debemos trabajar para que cada persona humana, y especialmente los niños, sea defendida y protegida siempre".