El Papa Francisco recibió esta mañana a los Obispos de la africana nación de Benin, en visita ad limina, y les entregó un discurso centrado en la vitalidad de la Iglesia, la pastoral de la familia, la atención a los sacerdotes y religiosos y las relaciones con las autoridades civiles.
Entre los desafíos de la Iglesia en Benin destacados por Francisco figura el de la familia, al que el próximo Sínodo busca responder.
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El Santo Padre señaló que "no puedo por menos que animarlos en su determinación de apoyar a las familias, tanto en su fe como en su vida diaria".
"Sé que la pastoral del matrimonio sigue siendo difícil, dada la situación concreta, social y cultural de su pueblo. Pero no hay que desanimarse, sino perseverar constantemente porque la familia, así como la defiende la Iglesia católica es una realidad querida por Dios; es un don de Dios que aporta, a las personas y las sociedades, la alegría, la paz, la estabilidad, la felicidad".
El Papa destacó que "es un reto importante porque la familia, por ser la unidad básica de la sociedad como de la Iglesia, es el lugar donde se transmiten los auténticos valores humanos y evangélicos".
Francisco felicitó el dinamismo de la vida parroquial en Benin, así como la numerosa participación de los fieles en las ceremonias y el aumento de las vocaciones al sacerdocio, y destacó la importancia de "que el deseo de un conocimiento profundo del misterio cristiano no sea prerrogativa de una élite, sino que se difunda a todos los fieles, ya que todos están llamados a la santidad".
"Es capital para que la Iglesia en Benin pueda resistir y dominar los vientos que se levantan en todo el mundo y que no dejaran de soplar sobre ustedes".
El Santo Padre indicó a los obispos que sabe "que están alerta ante los muchos ataques ideológicos y mediáticos. El espíritu de secularización obra también en su país, aunque todavía no sea visible".
"Solo una fe profundamente arraigada en el corazón de los fieles, y concretamente vivida, permitirá hacerle frente", aseguró.
El Papa subrayó la necesidad de promover en el país africano "por supuesto, sin renunciar en nada a la verdad revelada por el Señor, el encuentro entre culturas así como el diálogo entre las religiones, sobre todo con el Islam".
"Se sabe que Benin es un ejemplo de armonía entre las religiones presentes en su territorio. Hay que prestar atención, dado el clima global actual, a preservar este patrimonio frágil".
Al mismo tiempo, expresó su satisfacción porque recientemente se celebró, bajo la dirección del presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Jean-Louis Tauran, "un simposio internacional sobre el diálogo interreligioso, que ha sido apreciado por todos".
El Papa destacó que "sus Iglesias locales, al fomentar la armonía y la justicia desempeñan un papel principal en el progreso del país. Pero es un papel, que también se acompaña con la labor sanitaria y la promoción humana".
"¡Cuánto trabajo realizado en nombre del Evangelio en sus diócesis! Si bien la crisis económica mundial está afectando a muchos países, es necesario ir con valentía a contracorriente, luchando contra la cultura del 'descarte' extendida por todas partes y difundiendo los valores evangélicos de la hospitalidad y de encuentro".
Francisco subrayó que "el servicio de la caridad es una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia, y es una expresión de su esencia".
"Sin embargo, hay que tener muy en cuenta el espíritu con que se llevan a cabo porque tienen una especificidad que debe ser claramente identificada: no se trata nunca de una simple asistencia social, sino de la manifestación de la ternura y la misericordia de Jesús que se inclina sobre las lesiones y las debilidades de sus hermanos. Es así como la alegría del Evangelio se anuncia de la forma más eficaz a la humanidad".
El Santo Padre reiteró su agradecimiento por la entrega y servicio de los sacerdotes de Benin, y destacó que el gran número de vocaciones en el país lleva a la Iglesia en Benin "a compartir generosamente sus recursos con otras regiones que carecen de iglesias".
"No obstante, cuando se envía a los presbíteros a estudiar fuera o en misión externa, hay que hacerlo con discernimiento sin olvidar las necesidades de las propias iglesias".
Francisco alentó a los Obispos "a seguir ocupando el lugar que les corresponde en la vida pública del país, especialmente en estos tiempos. Sé que están involucrados en una constante tarea para fomentar las relaciones entre los diferentes componentes de la sociedad".
"Les aliento a continuar por este camino, teniendo cuidado de no entrar directamente en el juego político ni en las querellas de partido. La guía de los asuntos públicos compete a los laicos, a los que tienen el importante deber de formar y alentar sin cesar", señaló.