El diálogo interreligioso, en concreto con los musulmanes, ha sido el motivo del envío de un comunicado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso de la Santa Sede, que pide no perder esperanza y hace hincapié en la necesidad de revisar la educación y las enseñanzas en la familia y la escuela.
El propio organismo vaticano explica que la razón principal es que "los acontecimientos de los últimos tiempos han hecho que muchos nos pregunten: '¿Existe todavía espacio para dialogar con los musulmanes?' La respuesta es: 'sí, más que nunca'".
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En el mensaje se explica que "la gran mayoría de los mismos musulmanes no se reconocen en la barbarie de los hechos".
El Pontificio Consejo, que está presidido por el Cardenal francés Jean-Louis Tauran, señala que "por desgracia, la palabra 'religión' viene a menudo asociada a la palabra 'violencia', mientras que los creyentes deben demostrar que las religiones están llamadas a ser portadores de paz y de no de violencia".
En este sentido, "asesinar, invocando una religión, no es sólo ofender a Dios, sino también una derrota de la humanidad".
Recordando las palabras de Benedicto XVI el 9 de enero de 2006, manifiestan que "ninguna circunstancia puede justificar tal actividad criminal que cubre de infamia a quien la realiza y que es tanto más despreciable cuando se escuda en una religión, trayendo así la pura verdad de Dios a la medida de su propia ceguera y perversión moral".
El mensaje hace referencia también a la creciente radicalización del discurso comunitario y religioso con los consiguientes riesgos en el incremento del odio, la violencia, el terrorismo y "la estigmatización de los musulmanes y su religión".
Por ello, "estamos llamados a reforzar la fraternidad y el diálogo", asegura el comunicado.
Recuerda que los creyentes son "potencias de paz" si se cree "como nosotros los cristianos que Dios es amor". Se necesita "continuar en el diálogo, también cuando se tiene la experiencia de la persecución" porque "puede convertirse en un signo de esperanza".
Los creyentes quieren "proponer el respeto de las diferencias, la libertad de pensamiento y de religión, la salvaguardia de la dignidad humana y el amor de la verdad".
El Vaticano cree que un punto fundamental es la educación, por lo que "debemos tener la valentía de revisar la calidad de la vida en la familia, los modos de enseñanza de la religión y de la historia, el contenido de las predicaciones en nuestros lugares de culto".
"Sobre todo la familia y la escuela son las llaves para que el mundo de mañana se base en el respeto recíproco y en la fraternidad".