La sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, celebrada en el Vaticano del 17 al 21 de abril, ha dado voz a la tragedia de los 700 inmigrantes que murieron ahogados el pasado fin de semana en el Canal de Sicilia (Italia), en aguas del Mar Mediterráneo.
Barco con inmigrantes naufragó en el Canal de Sicilia, hay 700 personas desaparecidas. @UNIONEUROPEA pic.twitter.com/IPbPaf61zc
- La República (@laRepublica_p) abril 20, 2015
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"Es increíble que sigan sucediendo tragedias de este tipo en el 2015. Estamos realmente como en el éxodo del Antiguo Testamento: solo que en aquel caso los esclavos fueron liberados, y los de hoy van a morir en nuestras aguas", denunció la religiosa Sor Eugenia Bonetti, una misionera italiana de la Consolata.
El diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, recoge el testimonio de esta religiosa que "con la voz rota por el llanto", se refirió a la tragedia del Mediterráneo.
En el artículo, titulado "En nuestro Mar Rojo", el diario de la Santa Sede habla de palabras de amargura, dolor, y rabia: "estos muertos los llevamos todos sobre nuestras conciencias". Recordando las palabras del Papa Francisco, la religiosa ha invitado a hacerse una pregunta: "¿quién ha llorado por estos hermanos y hermanas, que no son criminales, sino muertos en las aguas del mar rojo?".
"Son nuestros hermanos y hermanas, personas como nosotros", y sin embargo "continuamos girando la mirada para otro lado, porque pensamos que nuestros problemas son más importantes".
"Todos -afirmó Sor Bonetti- debemos hablar de ello: no solo los políticos y los gobiernos, sino también nosotros, como grupos de personas, como Iglesia y como religiosos, debemos unir fuerzas y entender en qué modo podemos ayudar a estas personas para evitar estas tragedias".
La religiosa no dudó en denunciar abiertamente que "nuestros intereses, nuestras ganancias son más importantes que la necesidad de salvar la vida de los pobres, de los últimos, de los que no tienen voz, de quienes quizá hayan sido explotados de muchos modos y que ahora llaman a nuestras puertas para pedir un poco de seguridad para ellos y su familia. ¿Con qué coraje decimos: no os queremos, no os aceptamos, moriros en el mar, porque a nosotros no nos importa? Esto clama a Dios".
El deseo de Sor Bonetti es que toda la comunidad cristiana despierte para "que estas tragedias no se repitan más". "Es necesario avanzar en la humanidad, porque si "todos nos sentimos responsables y hacemos nuestra parte, la globalización de la indiferencia destruirá nuestra seguridad, nuestra sociedad, nuestro bienestar", agregó
Por su parte, Stefano Zamagni, consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, también se hizo eco de la tragedia, que es "de una gravedad extrema, porque las fuerzas de la sociedad civil y las mismas autoridades políticas siguen con el juego del llanto estéril y del rasgarse las vestiduras, sin hacer lo que en realidad está en sus manos".
En efecto, subrayó "debemos entender que estos fenómenos tienen explicaciones muy claras", que no sólo se refieren a "acciones de las organizaciones criminales", sino también a la "demanda de quienes buscan servicios sexuales y trabajos forzados no pagados".
Por lo tanto, para afrontar estas situaciones, es necesario, "una intervención a nivel nacional y transnacional", dijo.
La plenaria a ha concluido con la necesidad de trabajar por crear una organización mundial contra la trata de personas, que refuerce el modelo de la ya existente de las organizaciones mundiales para el comercio internacional.