Los adolescentes de hoy preocupan a los especialistas, pero ante esta situación, los expertos quieren dejar claro que no todos los adolescentes se comportan de esta manera, y los que lo hacen pueden ser ayudados. La Iglesia, en este caso, tiene un papel fundamental.
Es una preocupación que han puesto de manifiesto algunos especialistas, entre ellos psicólogos, médicos, profesores y responsables de algunas asociaciones que trabajan con esta franca de edad en un libro que recoge las conclusiones del I Congreso Internacional sobre la Adolescencia que se celebró en Frascati (Italia) del 10 al 11 de mayo del año pasado.
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El libro, titulado "El rostro de los adolescentes", fue presentado en Roma y dibuja una semblanza de los principales problemas a los que se enfrenta este grupo como la pérdida progresiva de las capacidades sociales, el hermetismo, la dependencia de las computadoras y del celular.
El presidente de la Asociación y coordinador de la obra, Mario Russo, conversó con ACI Prensa sobre estos aspectos. "Este Congreso tenía la finalidad de recoger todos los datos y de reflexionar sobre los problemas relacionados con la adolescencia. Participaron unos 20 profesionales que intervinieron sobre el tema", explicó.
Comenta además que el periodo de la adolescencia "no ha sido determinada cronológicamente, porque decimos que comienza alrededor de los 14 y puede llegar hasta los 30 años".
El Congreso trató de "afrontar la adolescencia desde varios aspectos: la relación con las redes sociales, con la televisión, con el dinero y la economía o con el ocio".
El éxito de la convocatoria y sobre todo del valor de las contribuciones que los diversos expertos realizaron, han dado como fruto este libro que servirá de instrumento "no solo a los especialistas de este sector, sino a todos los que están cercanos a los adolescentes: familias, profesores... En él podrán encontrar un soporte de inspiración".
En su opinión, los adolescentes "no presentan sólo un rostro, y por eso la riqueza de las intervenciones en el Congreso", aseguró Russo y agregó que "los jóvenes quieren ser aceptados y queridos y eso les crea una frustración continua por lo que realmente son". Con el paso del tiempo "es como si llevasen continuamente una máscara que lleva a esta disociación que les deprime justo en la edad en la que se forma la propia personalidad". Al final esto "les lleva a sentirse 'nada'" y algunos "se suicidan o autolesionan".
La situación ha cambiado con el paso de los años. Russo explica que sus exigencias son distintas ahora que antaño. "Han cambiado porque piden muchas más cosas a la sociedad, y estos no saben responder y terminan juzgándoles", comenta.
Ante esto, la Iglesia tiene "un canal fundamental que es el de la solidaridad y la ayuda". "La Iglesia en su historia y doctrina tiene este 'apreciar a los otros' y los jóvenes responden a esto muy bien, se sienten satisfechos", subrayó el Presidente de "Girsaolestudi".
El libro también subraya cómo la Iglesia ayuda en la formación de los adolescentes. En este sentido, el Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Apolinar, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Davide Cito, recuerda las palabras del Papa Francisco en las que respondía a uno de ellos:
"Caminar es un arte... y muchas veces el camino es difícil, no es fácil... Existe la oscuridad, también días de fracaso, también algunos días de caída, uno cae, cae... Pero pensad siempre: no tener miedo de los fallos; no tener miedo de las caídas. En el arte de caminar, lo que importa no es no caer, sino no 'permanecer caídos'. Pero también: es feo caminar solos, feo y aburrido. Caminar en comunidad, con los amigos, con aquellos que nos quieren: esto nos ayuda a llegar a la meta a la que tenemos que llegar".
Cito señala que "la Iglesia es por antonomasia una comunidad en camino guiada por el Espíritu Santo hacia la meta de la plena realización del diseño salvífico de Dios de recapitular en Cristo todo lo creado". Por lo tanto en la Iglesia los adolescentes también "descubren la identidad y su significado".
"En este ámbito la adolescencia se coloca en el camino de la fe como una etapa de maduración y crecimiento", dice.