"El siglo pasado, la familia humana sufrió varias tragedias sin precedentes. La primera, que está considerada como el primer genocidio, golpeó al pueblo armenio", dijo el Papa Francisco en la mañana del domingo al saludar a miles de fieles armenios que participaron en la Basílica de San Pedro de una Misa por los cien años del martirio de millón y medio de armenios a manos de los turcos.
Estas palabras han provocado el enfado del gobierno de Turquía, que ha llamado a consulta al Vaticano. En concreto, ha sido el Ministerio de Exteriores turco el que ha convocado al Nuncio Apostólico en el país, Mons. Antonio Lucibello.
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Turquía nunca ha reconocido la masacre, aunque el año pasado el primer ministro y hoy presidente Erdogan ofreció condolencias a los descendientes de las víctimas.
El gobierno turco no ha comentado aún de forma oficial las palabras del Papa Francisco. No obstante, la convocatoria al Nuncio Apostólico es ya una protesta formal por las palabras del Santo Padre.
En 2001, Juan Pablo II firmó un documento junto al Patriarca Armenio en el que denunciaba aquel hecho histórico, aunque ha sido el Papa Francisco el primero en denominarlo de esta manera.
La masacre armenia, sin embargo, si está reconocida por 22 países, entre ellos Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Líbano, Países Bajos, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela y la misma Armenia.
La cuestión va más allá de una mera denominación ya que una de las condiciones impuestas a Turquía para poder integrarse en la Unión Europea es que reconozca como tal el genocidio contra los armenios.
Los armenios calculan que un millón y medio de personas murieron entre 1915 y 1917, a manos del Imperio Otomano, actual Turquía.
"Hoy recordamos con el corazón lleno de dolor, pero también de esperanza, el centenario de aquel trágico evento, de aquel atroz y descabellado exterminio que vuestros antepasados sufrieron cruelmente", afirmó también el Papa en la Misa.
El Papa habló además de otras dos tragedias al mencionar el nacismo y el estanilismo, así como "más recientemente otros exterminios en masa, como los de Camboya, Ruanda, Burundi o Bosnia".
"Y todavía parece que la humanidad no es capaz de cesar de verter sangre inocente. Parece que el entusiasmo construido al final de la II Guerra Mundial está desapareciendo y disolviéndose. Parece que la familia humana rechaza aprender de sus propios errores causados por la ley del terror; y así todavía hoy existe quien busca eliminar a los que son como él, con la ayuda de algunos y con el silencio cómplice de otros que permanecen de espectadores", dijo en el saludo inicial.
"En varias ocasiones he definido este tiempo como un tiempo de guerra, una tercera guerra mundial 'a trozos', en la que asistimos cada día a crímenes atroces, a masacres sanguinarias y a la locura de la destrucción".
El Pontífice también aseguró que "por desgracia todavía hoy sentimos el grito sofocado y descuidado de tantos de nuestros hermanos y hermanas impotentes, que a causa de su fe en Cristo o de su pertenencia étnica son públicamente y atrozmente asesinados –decapitados, crucificados, quemados vivos- o forzados a abandonar sus tierras", dijo en referencia a las actuaciones del autodenominado Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria.
Junto a él, han concelebrado la misa el Patriarca de Cilicia de los Armenios Católicos, Nerses Bedros XIXM, y el Supremo Patriarca de los Católicos de todos los Armenos, Karekin II. En la Basílica se encontraba también el Presidente armenio, Serz Sargsyan.
El Papa Francisco, siendo Arzobispo de Buenos Aires, mantenía una relación muy cercana con la comunidad armenia de Argentina. Ya entonces estaba convencido de que la muerte de los armenios durante la I Guerra Mundial fue un verdadero genocidio.
Así figura en el libro "Sobre el cielo y la tierra", del que es autor junto al rabino Abraham Skorka.