El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández ha enviado su carta pastoral semanal en la que habla de la aparición misericordia de Jesús hacia Tomás, y apunta que "Jesús está para todos, pero especialmente para los que tienen dificultad de creer". La incredulidad de Tomás ha sido "útil para la fe de los demás", porque Jesús sale a su encuentro para ayudarle a creer, de tal manera que hace que el Señor muestre su misericordia.
Las mujeres fueron las primeras que se encontraron con el misterio de la resurrección del Señor. Los apóstoles Pedro y Juan fueron corriendo al sepulcro, "entraron, vieron y creyeron", afirma el Prelado. Igual con los discípulos de Emaús y de nuevo al atardecer en el Cenáculo con todos los presentes. Sin embargo, "Tomás no estaba, y cuando se lo dijeron, respondió con escepticismo: Si no lo veo, no lo creo", subraya.
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Por eso el Obispo explica que en la aparición de Jesús al domingo siguiente se dirigió a Tomás. "Podemos decir que vino especialmente por él. En medio de la comunidad, Jesús está para todos, pero especialmente para los que tienen dificultad de creer", subraya.
"Jesús va al encuentro de Tomás, no espera a que él se convenza, se convierta y venga. Sino que él mismo en persona va al encuentro de Tomás para ofrecerle nuevas señales de su resurrección", explica el Obispo de Córdoba.
Y precisa que la incredulidad de Tomás nos ha sido "útil para la fe de los demás", porque esa incredulidad ha provocado un nuevo acercamiento de Jesús "para todos aquellos que tenemos dificultades en el camino de la fe".
"Y la fe de Tomás es el resultado de una más grande misericordia por parte de Jesús, que no se cansa de nosotros, sino que una y otra vez nos muestra las señales de su resurrección para que creamos", apunta.
En esa aparición el domingo después de la resurrección de Jesús, éste se acerca a Tomás lleno de misericordia: "Trae tu mano y métela en mi costado… Dichosos los que crean sin haber visto". Por esos San Juan Pablo II llamó a este día Domingo de la Divina Misericordia. Y Papa Francisco nos anuncia en este día que el año 2016 será el Año de la Misericordia.
Mons. Fernández asegura que "nuestra época está especialmente necesitada de misericordia, de la misericordia divina que salga al encuentro de cada hombre para hacerlo partícipe de la alegría de la resurrección". También afirma que se necesitan "nuevas señales de Jesús resucitado, porque se le han oscurecido las señales normales, a las que cualquiera tiene acceso, si está en la comunidad eclesial".
Subraya la importancia de que la Iglesia salga al encuentro de los que no están, "como Tomás, en el contexto de la comunidad", "para mostrarles nuevas señales de que Cristo está vivo y es el que anima con su Espíritu Santo una comunidad viva, en la que todos se aman como hermanos".
"La incredulidad de Tomás trajo consigo nuevas muestras de amor por parte de Jesús, fueron la oportunidad de mostrar más abundante misericordia. La increencia de nuestro tiempo es una oportunidad para que la Iglesia, testigo del Resucitado, ofrezca nuevas señales de esa presencia de Cristo en nuestro mundo", ha subrayado.
Desde el domingo en el que resucitó Cristo, la comunidad cristiana se reúne ese día. El Obispo recuerda en su carta el testimonio de unos mártires del siglo IV que declararon ante el tribunal que los juzgaba: "No podemos vivir sin el domingo, no podemos vivir sin el Señor, no podemos vivir sin la fuerza de su resurrección, la vida sería insoportable si no renováramos cada domingo la certeza de la vida futura con Jesús, que ya está en medio de nosotros resucitado. No podemos vivir sin la esperanza de la resurrección, que el domingo nos renueva por la comunión eucarística".