El Arzobispo Metropolitano de Piura (Perú), Mons. José Antonio Eguren, exhortó a los fieles de la región a vivir "un renovado amor por Jesús" durante la Semana Santa de este año, y recordó que no son días para el descanso ni para el pecado.
En su exhortación pastoral con ocasión de la Semana Santa, el Arzobispo peruano recordó que este tiempo sirve para "estar junto a Jesús y dejarnos tocar por su amor que todo lo renueva y transforma. No son días para descansar y menos para pecar".
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"¿Cómo descansar cuando Jesús está trabajando con tanto amor y celo por nuestra salvación? ¿Cómo pecar cuando precisamente Cristo está entregando su vida para el perdón de nuestros pecados?", cuestionó.
Mons. Eguren expresó su deseo de que "cada día del Triduo Pascual siembre en nosotros un renovado amor por Jesús, nuestro Salvador y por nuestros hermanos". "Así, que el Jueves Santo nos renueve en nuestro amor a la Eucaristía y en el compromiso por el amor fraterno. Que el Viernes Santo, en compañía de Santa María, nos detengamos a los pies del Gólgota para contemplar al Crucificado y así poder medir hasta el fondo la verdad de las palabras de Jesús: 'Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna'".
Y que en el Domingo de Pascua, indicó, "celebremos el triunfo del Resucitado y con Él la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la gracia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte".
"Asimismo los aliento a que durante la Semana Santa preparemos nuestra Confesión Pascual y nos acerquemos sincera y personalmente a recibir el sacramento de la Confesión", pues "en estos días santos se trata sobre todo de morir con Cristo a nuestro pecado para resucitar con Él a la vida nueva".
"Acerquémonos pues confiadamente al confesionario porque como dice un gran Padre de la Iglesia, si en la justicia humana el castigo sigue a la confesión, en la justicia de Dios, la salvación sigue a la confesión", alentó.
El Arzobispo de Piura también pidió a los sacerdotes, religiosos y fieles a orar, particularmente al final de la celebración de la Misa, para que "cesen las lluvias desmedidas" en la región.
Mons. Eguren indicó que "por todos nosotros es conocido que en Piura y Tumbes, las lluvias incesantes amenazan nuestros cultivos y están causando temor y dolor a miles de hermanos nuestros. A ello se suma la preocupación de la llegada del Fenómeno del Niño en las próximas semanas".
"Por ello quiero invitarlos a todos a que en estos días de Semana Santa, días en que Cristo nos manifiesta su amor, ternura y compasión, invoquemos con confianza al Señor Jesús, que es para nosotros el Señor Cautivo de Ayabaca, para que cesen las lluvias desmedidas y haya un tiempo apacible en los próximos días, semanas y meses", exhortó.
El Prelado señaló que "para ello les solicito que al terminar las Misas y Oficios de cada día de Semana Santa y mientras sea necesario, recemos la oración que les hago llegar para implorar un buen tiempo, oración que también debemos rezar en nuestras comunidades y familias".
"Estoy seguro que el Señor escuchará nuestra oración y nos concederá una vez más su favor", señaló.
A continuación reproducimos la "Oración para implorar que cesen las lluvias desmedidas", difundida por el Arzobispo Metropolitano de Piura, Mons. José Antonio Eguren:
Cristo Jesús, que eres para nosotros el Señor Cautivo de Ayabaca, escucha nuestra plegaria confiada en estos momentos en que las fuertes lluvias, que azotan a nuestra Región y País, amenazan nuestros cultivos y a miles de pobladores y hermanos nuestros.
Sabemos que atiendes nuestros ruegos y te compadeces de nuestras dificultades y dolencias. Por ello mira a tu pueblo que confiado recurre a ti para pedirte la gracia de un tiempo bueno y apacible.
En estos días en que celebramos el misterio de tu Amor hasta el extremo por nosotros, el misterio de tu Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección, recurrimos a ti, Señor, porque sabemos que nos amas.
Danos, te pedimos de todo corazón, la gracia de un tiempo tranquilo y sereno. Que cesen las lluvias desmedidas, de modo que las poblaciones inundadas regresen a la vida normal, los campos se puedan recuperar para las cosechas y tengamos en las carreteras una viabilidad segura. Danos entrañas de solidaridad y caridad para que podamos socorrer a los hermanos damnificados.
Acoge, Señor Cautivo, nuestra plegaria, como tantas veces has respondido positivamente a los ruegos de tu pueblo en rogativa.
Tú que afirmaste la tierra sobre sus cimientos, te pedimos que disipes nuestros temores y escuches nuestras súplicas para que apaciguado el mal tiempo experimentemos constantemente tu misericordia y seguros de tu protección te sirvamos en acción de gracias.
Que te encomiende nuestra oración, tu Madre Santísima, que es para nosotros Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra querida Mechita, Aquella a quien Tú, como en las Bodas de Caná, nada le niegas (ver Jn 2, 1-11).
Que así sea. Amén.