Mucho recogimiento pero también mucha alegría hubo esta tarde entre los fieles que pudieron participar en la celebración penitencial que presidió el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.
Como hizo el año pasado, el Pontífice se acercó a un confesionario para impartir el Sacramento de la Reconciliación a algunas personas. Pero primero fue él mismo el que se acercó a un confesionario para recibir el perdón.
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Uno de los momentos más significativos fue el anuncio de la convocatoria de un Año Jubilar "de la misericordia", que el Santo Padre realizó durante su homilía y que recibió el aplauso de los fieles que le escuchaban en el templo.
La homilía, que el Pontífice dedicó al perdón, a la misericordia de Dios y a la acogida que la Iglesia hace de todos los hombres, fue la antesala de las confesiones individuales que realizaron muchos de las personas que asistían a la celebración.
La celebración duró casi dos horas. En ella se proclamó la primera lectura, que fue del Apóstol San Pablo a los Efesios y el Evangelio de San Lucas en el que Jesús entra en casa de un fariseo, y una mujer, al enterarse, acude a la casa y le lava los pies con perfume y los seca con sus cabellos.