Elegir entre dos caminos, uno que lleva a Dios y el otro que lleva a la perdición, a la ruina y a corrupción. "O tú estás en el camino del amor o estás en el de la hipocresía. O te dejas amar de la misericordia de Dios, o hacer aquello que quieres, según tu corazón, que se endurece cada vez más en este camino".
Cuando uno hace su propia voluntad y no la del Señor, el corazón se endurece. Es la conclusión a la que llegó el Papa Francisco en su homilía de la mañana, en la capilla de la residencia de Santa Marta.
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"En la Iglesia, el Señor manda a los santos, son los santos lo que llevan adelante la vida de la Iglesia: son los Santos. No son los poderosos, no son los hipócritas: no, los santos".
"Los santos son aquellos que no tienen miedo de dejarse acariciar por la misericordia de Dios. Y por eso los santos son hombres y mujeres que entienden muchas miserias, muchas miserias humanas y acompañan al pueblo vecino. No desprecian al pueblo".
El Papa recordó que Cristo en un pasaje del Evangelio afirma que "quién no está conmigo está contra mí". "O eres santo o vas por el otro camino. Quien no recoge conmigo, dejas las cosas... No, es peor: se dispersa, se arruina. Es un corruptor, que corrompe".
El Santo Padre dijo además que "nosotros hacemos nuestra voluntad, pero haciendo esto en el camino de la vida seguimos un camino de endurecimiento: el corazón se endurece, se petrifica, y la Palabra del Señor no entra. Y el pueblo se aleja".
Estas palabras que pronunció en referencia a la Escritura la trajo a la actualidad y meditó cómo "también nuestra historia personal puede ser así. Y hoy, en este día de Cuaresma, podemos preguntarnos: '¿Escucho la voz del Señor, o hago aquello que quiero, lo que me gusta?'".
En el Evangelio del día Jesús cura a un endemoniado y es acusado de echar a los demonios en nombre de los demonios. "Es la típica acusación de los 'legalistas'" que "creen que la vida está regulada por las leyes que hacen ellos".
"¡También esto ha sucedido en la historia de la Iglesia!", exclamó. "Piensen en la pobre Juana de Arco: ¡hoy es Santa! Pobrecita: estos doctores la han quemado viva porque decían que era herética, acusada de herejía... Pero eran los doctores, los que sabían la doctrina segura, estos fariseos: alejados del amor de Dios".
El mismo ejemplo puso con el Beato Rosmini, cuyos libros "no se podían leer porque eran pecado".