Uno de los prelados más importantes de Estados Unidos, el Arzobispo de Denver en el estado de Colorado, Mons. Samuel Aquila, explicó recientemente cuáles considera que son las claves para formar a un buen sacerdote.
Dos son los ejes para el Arzobispo: la amistad con Cristo y la práctica del amor cristiano.
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En una conferencia el pasado 20 de febrero en Denver, el Prelado dijo que "el sacerdote debe ser un hombre de caridad que debe saberse un hijo amado en el Hijo" que es Jesús.
"La formación humana encuentra su plenitud en esa amistad con Cristo que está en el corazón de la formación espiritual. En otras palabras, la formación humana encuentra su plenitud en la caridad".
La formación sacerdotal es "una de las tareas más importantes y demandantes que la Iglesia debe realizar", dijo Mons. Aquila recordando una exhortación apostólica de San Juan Pablo II de 1992 titulada Pastores dabo vobis.
Para el Prelado estadounidense la amistad divina y la formación espiritual tienen "todo que ver con una incesante e íntima relación con Dios y los misterios de Cristo. El corazón es esta amistad".
El amor de Jesús por el Padre en la Santísima Trinidad se manifiesta en su "obediencia hasta la muerte" y en el "don de sí mismo" por la Iglesia, algo que debe ser imitado por los sacerdotes católicos.
El sacerdote, dijo luego el Arzobispo de Denver, "debe tener una vida oculta en Cristo para saborear la intimidad que los amigos disfrutan. Si le decimos nuestros secretos él nos dirá los suyos".
"En esta vida oculta en Cristo, el sacerdote como hombre de caridad, está llamado a pensar con la mente de Cristo, a tener los mismos sentimientos de Jesús, a doblegar su voluntad a la de Cristo y a educar de acuerdo a sus pensamientos, sentimientos y deseos".
El Prelado dijo también que la formación sacerdotal afronta "graves desafíos". Las familias alguna vez ofrecieron una sólida formación humana que era la base para la formación del seminario, pero eso ya no se da actualmente.
Los candidatos al seminario suelen no tener suficiente formación catequética y su conocimiento de la fe ha sido afectado por la "mundanidad" de las familias rotas, la falta de madurez, la pornografía y la cultura erotizada.
Sin embargo, dijo, estos desafíos pueden afrontarse con la esperanza a través de la formación en el Espíritu Santo y a través de la persona de Jesucristo que es "rico en misericordia".