La visita del Papa Francisco a la parroquia de Santa María del Redentore di Tor Bella Monaca el domingo finalizó con una Eucaristía. En ella el Pontífice comentó el evangelio del día y preguntó a los fieles: "¿Jesús se fía de mí? ¿Jesús se fía de mí o tengo una doble cara? ¿Me hago el católico, el cercano a la Iglesia y después vivo como un pagano?"
"Jesús conoce todo lo que hay dentro de nuestro corazón: no podemos engañar a Jesús. No podemos, ante Él, aparentar que somos santos, y cerrar los ojos, hacer así, y después llevar una vida que no es la que Él quiere".
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A esta manera de ser, el Pontífice la llamó ser "hipócrita" y comentó que "hará bien entrar en nuestro corazón mirar a Jesús: 'Pero, Señor, mira, solo hay cosas buenas, pero también hay cosas que no son buenas. Jesús, ¿tú te fías de mí? Soy un pecador…
Decir eso no "espanta a Jesús", sino que "lo que le aleja es tener una doble cara: hacerse el justo para cubrir el pecado escondido".
Por tanto, "si tu corazón no es justo, si no haces justicia, si no amas a los que necesitan amor, si no vives según el espíritu de las Bienaventuranzas, no eres católico. Eres un hipócrita".
Sobre el pecado, el Papa Francisco indicó que "cuando entramos en nuestro corazón encontramos cosas que no están bien. Dentro de nosotros hay suciedad, hay pecados de egoísmo, de soberbia, de orgullo, de codicia, de envidia, de celos… ¡Muchos pecados!".
Francisco animó luego a pedirle a Jesús "a que limpie el alma". "¿Y cuál es el látigo con el que el Señor limpia el alma? La misericordia. ¡Abrid el corazón a la misericordia de Jesús!", exclamó.