En el Día Internacional de la Mujer, el Arzobispo Metropolitano de Piura y presidente de la Comisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Mons. José Antonio Eguren, pidió agradecer a Dios por la vocación y la misión de las mujeres.

Al presidir la Misa en el Tercer Domingo de Cuaresma, Mons. José Antonio Eguren recordó que "hoy también celebramos el Día de la Mujer. Por ello quisiera invitarlos a que demos gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo, el cual se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad".

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"Y quiero que lo hagamos con las palabras de San Juan Pablo II, quien como ninguno destacó el 'genio femenino', es decir  aquella 'riqueza' propia que aporta la mujer, como la grandeza de su maternidad, tanto física como espiritual, la delicada sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás, la capacidad de darse cuenta de los posibles conflictos y de solucionarlos, su gran capacidad de acogida, sacrificio y comprensión".

El Arzobispo subrayó que "el 'genio femenino' describe una especial capacidad de amar, propia de la mujer".

"Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida".

El Arzobispo peruano también señaló que "te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida".

"Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia".

Además, señaló, "te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del 'misterio', a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad".

"Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta 'esponsal', que expresa maravillosamente la comunión que Él quiere establecer con su criatura".

Mons. Eguren también indicó que "te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas".