Cuando su hija de 18 años le informó que estaba embarazada y había decidido abortar, Laurie Burk supo que tenía que hacer lo imposible por salvar la vida de su nieto y evitar que su niña cargue con ese dolor. Hoy el pequeño Carson tiene dos años de edad, es un bebé saludable y feliz.
Según Live Action News, en el año 2012 su hija de 18 años le informó que estaba embarazada y se sometería a un aborto, y no le permitió siquiera discutirlo.
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"Reuní a mi familia, todos le hablamos y le dijimos cómo nos sentíamos sobre su embarazo y cómo nos sentiríamos si tuviera un aborto. Principalmente rezamos", recuerda Laurie.
A pesar de esto, su hija decidió seguir con sus planes de someterse al aborto.
Laurie recuerda que no supo "más de ella por una semana, y no sabía si había hecho algo en absoluto. Una noche, de la nada, me llamó a medianoche y me preguntó si había estado rezando por ella y su bebé. Le respondí que sí, que todos estuvimos haciéndolo".
"Ella dijo que se despertó sudando copiosamente y escuchó una voz en su interior que no podía explicar, diciendo 'no vas a matar a mi hijo'. Ella dijo 'mamá, no puedo matar a mi bebé, lo voy a tener".
Para Laurie, "Dios había intervenido directamente para traer a este bello bebé a nuestras vidas, y estoy segura de que tiene un plan para Él".
La abuela del pequeño Carson sabe que el aborto cambia dramáticamente la vida de una mujer, pues ella se sometió a este procedimiento cuando tenía 19 años.
Ella estaba embarazada, sola y deprimida en la universidad, cuando un médico le recomendó una clínica de aborto en Iowa (Estados Unidos)
"Fui por mi cuenta y me rehusé a cualquier medicación durante el proceso, ya que sentía que necesitaba sentir lo que estaba haciendo. Les pedí que se detengan al menos 3 o 4 veces (no a causa del dolor, sino porque sabía que estaba cometiendo un error y quería a mi bebé), y finalmente me dijeron que no se podían detener desde ese momento".
Ese día, aseguró Laurie, "perdí una parte de mi alma".
"Me fui a casa y me quedé en posición fetal en mi cama por tres días, sin ser capaz de moverme, débil y sangrando. Me recuperé del 'procedimiento' físicamente, pero una parte de mí también murió ese día y nunca regresará".
Laurie luego llegó a tener tres hijos, pero nunca pudo olvidar su aborto ni a su bebé.
"Escondí este terrible secreto durante años, y nunca le dije ni siquiera a mi esposo, hasta que estuvimos casados varios años".
La mujer también compartió luego su secreto con sus hijos, que "siempre han sido muy agradecidos conmigo por compartir con ellos una parte tan profunda y devastadora de mi pasado".
"Aún lamento lo que hice cuando maté a mi hijo, y hay una parte de mi corazón y mi alma que murieron con ese bebé. Sé que Dios me ha perdonado, pero me es mucho más difícil perdonarme. Me aferro al hecho de que Dios algún día pondrá ese bebé en mis brazos y me permitirá conocerlo o conocerla".
Además de ayudar a su hija, Laurie también ha alentado a otras jóvenes a que no cometan su mismo error.
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- ACI Prensa (@aciprensa) febrero 12, 2015