Ante la situación de inseguridad y violencia que viven algunos sacerdotes en México y en el marco del Año de la Vida Consagrada, el movimiento católico social "Unión de Voluntades" convoca a participar en la "Campaña de Oración por nuestros Sacerdotes" con propuestas religiosas para el primer sábado de cada mes.
"Esta iniciativa no solo es por los sacerdotes que conocemos sino por aquellos que sufren abandono e indiferencia, la labor de ellos es imprescindible ya que sin ellos no hay Sacramentos, no hay comunidad, no hay Iglesia", explicó Guillermo Ferrer, coordinador del movimiento.
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Como señala una nota del Siame, esta campaña se realizará bajo el amparo de la Virgen de Guadalupe y en línea con el Papa Francisco, que ha pedido rezar por todos los religiosos y religiosas, entre ellos los sacerdotes.
Los organizadores proponen unirse a esta jornada de oración, especialmente los primeros sábados de cada mes, con el rezo del Rosario y el ofrecimiento de la Eucaristía. Iniciativa a la cual ya se han sumado varias diócesis del país mexicano.
Para los fieles que se encuentran en la Arquidiócesis de México, el punto de concentración es la Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, conocida como la Votiva, todos los martes del mes desde las 17:30 horas.
Asimismo, los organizadores de esta campaña señalan que "es necesario el acompañamiento espiritual, pero también la parte afectiva, muchos de ellos ya están retirados y enfermos por eso es necesario visitarlos, platicar con ellos, conocer y atender sus necesidades".
Para esta campaña, además, proponen la siguiente oración.
Oración de Santa Teresita del Niño Jesús por los sacerdotes
¡Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes
que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud, especialmente a...
¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón
y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad! Amén.