El 22 de febrero partió a la Casa del Padre Cesare Cicconi. Cecè, como lo conocían sus familiares y amigos. Fue el primer discapacitado que el Papa Francisco abrazó y besó públicamente con ocasión de la Misa del inicio de su pontificado el 19 de marzo de 2013 en la Plaza de San Pedro.
Hoy recordamos una entrevista concedida por Cecé a la Unión Nacional Italiana de Transporte de Enfermos a Lourdes y otros Santuarios Internacionales (UNITALSI), cuyas palabras constituyen un llamado a la esperanza.
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"Mi enfermedad me lleva a vivir extendido en una especie de cama con ruedas, pero incluso si os puede parecer extraño, para mí no es una condena, es únicamente un don de Dios", decía.
Ci ha lasciati Cecè il disabile abbracciato da Francesco il primo giorno di pontificato - http://t.co/k51BfG3MFp pic.twitter.com/Ek9MXTYgv3
- Korazym.org (@KorazymOrg) febrero 24, 2015
Cecè murió a la edad de 52 años. Transcurrió su vida sobre una cama. "A veces pienso que tengo amigos que llevan una vida normal, que están casados con hijos, que hacen deporte, pero yo no siento tristeza por mi condición, sencillamente soy feliz por ellos y consigo vivir mi situación con tranquilidad y serenidad", afirmaba.
La historia de Cecè nunca fue fácil. A los 7 meses de vida le vacunaron con unas fiebres muy altas y comenzaron los problemas. El diagnóstico de los doctores fue dramático: parálisis total y pocos meses de vida.
Cecè recuerda con alegría cuando conoció al Papa Francisco y su gesto esperanzador. El mismo que tocó el corazón de miles de personas, inundando las pantallas y las páginas de todos los noticieros de todo el mundo. El Pontífice argentino frenó el Papamóvil y descendió para ofrecerle toda su comprensión.
"Nos dimos cuenta de que el Papa iba a venir en nuestra zona y me llevaron allí y ¡Entonces sucedió lo inimaginable! El Papa nos vio y de inmediato paró el papamóvil. ¡Nosotros no entendimos por qué bajaba, hasta que observamos que él paró por mí! De hecho, él se acercó y me dio un beso en la frente y me acarició el rostro varias veces".
Así es como Cecè se hizo famoso. Los periodistas lo buscaban para entrevistarle e invitarlo a emisiones de televisión en toda Italia, permitiéndole demostrar que las personas con necesidades especiales, son capaces de disfrutar de una vida plena y fructífera si se lo permiten.
"Cada día alguno me dice que me ve por televisión o en fotografías, ¡porque mis imágenes y las del Papa se muestran a menudo en la televisión y en los periódicos!", señalaba lleno de alegría.
La madre de Cecè nunca dejó espacio al desánimo, ni siquiera cuando en el hospital le explicaron que la enfermedad de su hijo no tenía solución: "a pesar de todo, mi madre Sandra siempre ha demostrado gran tenacidad. También combatió contra los médicos que no le dieron esperanza y le dijeron que yo no podría reconocerla desaconsejándola quedarse en la habitación conmigo. Tuvo razón al rebelarse: ¡Cuando se alejaba, en efecto, lloré desesperadamente! Necesitaba su amor y es gracias a este amor que hoy todavía estoy aquí", narraba Cecè.
Sandra y Franco, los padres de Cecè, siempre estuvieron a su lado. Llevaron una vida sacrificada y llena de esperanza, marcada por las terapias y las peregrinaciones en búsqueda de Dios. Precisamente peregrinando a Loreto, fue como Cecè conoció al Papa San Juan Pablo II. "Fuerza y coraje", le dijo el Pontífice antes de besarlo.
Además, Cecè fue el primer italiano con discapacidad en peregrinar a Lourdes en avión con UNITALSI. Viajó de niño, a la edad de 10 años. "He vivido emociones fuertes, no tengo palabras para describir la maravillosa sensación que sentí cuando me sumergí en agua bendita: aquél 'frío' especial no molestaba, pero que me hacía sentir tan bien… y cuando salí ¡estaba totalmente seco! Sentí dentro de mi crecer una fe verdadera, y sentí la presencia de Dios y de María", aseguraba.
El 24 de febrero se realizaron los funerales de Cecè en la parroquia de Cristo Rey de San Benedetto del Tronto, Italia. Donde participaron sus familiares, amigos, y gran parte del personal de UNITALSI para darle el último adiós.
"Agradezco de corazón al Santo Padre por este don inmenso, y a mi familia y amigos, sin los cuales no habría vivido nunca estas preciosas experiencias. Dios nos ama y nos ha donado una vida realmente plena y hermosa. Gracias Señor", decía.
Agradecido y atento con quienes se preocuparon por él, Cecè siempre supo demostrar su cariño por sus seres queridos.