Recuperar la fascinación por la belleza es lo central del ars celebrandi, de la manera de celebrar. Lo dijo en la mañana del jueves el Papa Francisco en el tradicional encuentro con los sacerdotes de Roma en el Aula Pablo VI que tuvo una duración de dos horas.
Aunque aún el Vaticano no ha dado a conocer la integridad del diálogo del Santo Padre con los sacerdotes, el diario Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana ha adelantado algunos extractos de este importante encuentro.
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Ante cientos de presbíteros, el Santo Padre pidió "recuperar el asombro" tanto de quien celebra como de la gente. "Se necesita entrar en una atmósfera espontánea, normal, religiosa, pero no artificial, y así se recupera un poco el estupor, aquello que se siente durante el encuentro con Dios", informó Avvenire.
Así, "cuando encontramos al Señor en la oración sentimos este estupor, cuando no rezamos de una manera formal, el sentimiento del encuentro, el asombro, aquello que escucharon los apóstoles cuando fueron invitados, el estupor atrae y te deja en contemplación, es importante, y contra el estupor va todo lo artificial".
El Pontífice explicó que "se debe rezar delante de Dios con la comunidad". Así, "cuando encontramos sacerdotes que celebran de modo sofisticado, artificial, o con gestos un poco... o que abusan de gestos sea de una parte o de la otra, no es fácil que se dé este estupor o esta capacidad de hacer entrar en el misterio".
"Celebrar es entrar y hacer entrar en el misterio, es simple pero es así, si yo soy excesivamente rígido, no hago entrar en el misterio toda la fuerza de esa forma, y si soy un 'showman', el protagonista de la celebración, no hago entrar en el misterio, por decir los dos extremos".
También sobre la manera de celebrar, el Papa indicó que el sacerdote, "con su actitud hace que el Señor provoque".
Al comienzo, el Cardenal Vicario de Roma, Agostino Valini, realizó una introducción en la que alertaba del "peligro de sentir náuseas de la palabra en la liturgia" al ser palabras que se repitan demasiado.
Al final, hubo un tiempo para que los sacerdotes hicieran preguntas al Pontífice. Uno de ellos preguntó sobre la cuestión de los sacerdotes casados, recordando que las Iglesias Orientales permiten ordenar sacerdotes a los hombres esposados, al contrario que en las Iglesias de rito latino en las que se no se permite el sacerdocio a los que no sean célibes.
"El problema no quedará en el archivo", aseguró Francisco en referencia a que no lo dejará de lado ni lo olvidará. Agregó, además, que conoce esta situación y que no existe una fácil solución.
Por su parte, el portavoz de la diócesis de Roma, Walter Insero, ha asegurado en declaraciones a ACI Prensa que el Santo Padre "ha hablado también de la importancia que tiene para el sacerdote pedir el don de las lágrimas, también si el sacerdote no llora más, si no tiene esta capacidad de estar junto a las personas, de sufrir, de acompañarles en su sufrimiento".
"Su reflexión ha partido de aquel documento que nos ha hecho leer a la Plenaria de la Congregación del Culto en 2006. Allí habla de la importancia de la predicación, de que el falso profeta en la escritura es el que dice palabras suyas, mientras que el verdadero profeta habla en nombre de Dios". El Pontífice ha hablado "de la importancia de este camino, de hacer espacio en mis palabras a la Palabra de Dios".
Por otro lado, el Pontífice ha hablado de cómo "preparar la homilía desde el hecho que es un camino que no se prepara en una hora el mismo día en que se hace la Misa, porque todo esto se debe llevar en la oración, hacerlo madurar, para que así sea no desde el punto de vista de uno mismo, sino desde lo que el que el Espíritu Santo dice a la persona".
También habló de la importancia de que Benedicto XVI diera el permiso para el rito extraordinario. "Francisco ha dicho que lo hizo porque es un hombre de comunión, para abrir la puerta y hacerse cercano a los tradicionalistas, pero que la Iglesia permanece en el rito ordinario, que prevé la participación del pueblo", indicó el vocero del vicariato de Roma.