Con la presencia del Cardenal Sean O'Malley, Arzobispo de Boston (Estados Unidos), y presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, el lunes por la noche tuvo lugar la Pontificia Universidad Gregoriana la inauguración del Centro para la Protección de la Infancia.
El objetivo del centro, especializado en la formación del clero y los educadores, es prevenir los abusos sexuales contra menores y personas vulnerables.
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Además del Cardenal Sean O'Malley estuvieron presentes el sacerdote jesuita Padre Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de la Infancia y miembro de la Comisión Pontificia; y el profesor Dr. Karlijn Demasure, director ejecutivo del centro.
Después de un programa experimental que duró tres años y benefició a personas de diez países en cuatro continentes, el Centro para la Protección de la Infancia comienza ahora la fase de globalización, que además sostiene el trabajo de la Comisión que preside el Arzobispo de Boston.
"Mil personas participaron y concluyeron con nosotros la fase experimental del Centro. Las personas que recibieron la formación on line eran colaboradores de las parroquias y de las escuelas católicas. Sacerdotes, diáconos, catequistas y educadores", indicó el Padre Hans Zollner.
La Iglesia de América Latina participó en esta fase experimental. "Sacerdotes, diáconos y seminaristas de Ecuador, Chile y la Argentina recibieron la formación on line. La arquidiócesis de Córdoba difundió la formación en el seminario y este modelo servirá para formar los nuevos líderes de la Iglesia", expresó el presidente del Centro.
Así, este organismo se propone expandir sus beneficios a instituciones religiosas y no religiosas (institutos formativos y académicos, Iglesias locales, congregaciones y órdenes religiosas y otras organizaciones no gubernamentales, ONG), sobre todo en Asia, África y Sudamérica. "La colaboración seguirá el principio de subsidiaridad: los socios se harán responsables del proyecto en sus países".
Tolerancia cero
El Cardenal O'Malley comenzó su discurso leyendo una carta del Papa Francisco en la que saluda a los miembros del centro y los "felicita de corazón por lo que están haciendo", y agrega el Pontífice: "sé que todo este trabajo dará su fruto. Pido al Señor los acompañe y a la Virgen Madre los proteja".
Recordando su servicio en tres diócesis de los Estados Unidos que estaban en el centro del escándalo de los abusos sexuales de algunos miembros del clero, el Cardenal O'Malley dijo que inicialmente no había políticas o procedimientos establecidos y las respuestas a las acusaciones dieron más atención a la rehabilitación de los autores que a la atención a las víctimas. Aunque cambió mucho, el Purpurado estadounidense dijo que todavía hay más trabajo por hacer.
"Somos dolorosamente conscientes de que todavía hay muchas partes del mundo donde el abuso sexual en la Iglesia no se extirpado", dijo. "Esperamos que las organizaciones como el Centro para la Protección de la Infancia ayuden a hacer la diferencia."
El Cardenal O'Malley recordó luego que en 2002, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB) encargó dos estudios realizados por la Universidad John Jay. El primero estudió las causas y contexto del abuso sexual y el segundo estudió su naturaleza y alcance.
El estudio identificó 10.676 casos individuales de personas que mostraron acusaciones desde 1950 a 2002 y estudiaron también el perfil de los presuntos abusadores. Sin embargo, el Cardenal dijo que aparte del estudio de John Jay, no se realizaron otros estudios de investigación.
"Se necesitan más estudios para garantizar la seguridad y las mejores prácticas", dijo el Cardenal O'Malley. "Ayudar a los líderes de la iglesia para estar informados es de suma importancia", sobre todo en cuestiones de rendición de cuentas, el cumplimiento y la vigilancia".
"Mover el Centro al corazón de la Iglesia orienta su personal a ser actores importantes en la protección de los niños y adultos vulnerables", dijo.
El Purpurado dijo que "Como presidente de la (Pontificia) Comisión (de Tutela para Menores), me dirijo a todos los presidentes de todas las Conferencias Episcopales del mundo, intentando que nombren una persona de contacto para que podamos tratar en la comisión y saber qué recursos del Centro serán de gran valor en nuestro acercamiento a la Iglesia en estas partes del mundo en vías de desarrollo, donde hay tal escasez de recursos, que apenas están empezando a tomar conciencia de la importancia de este tema".