Este 10 de febrero fue presentado en la Santa Sede el Directorio Homilético, documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que busca ayudar a los sacerdotes a mejorar las homilías pronunciadas en las Misas.
El dicasterio publicó este martes el documento bajo decreto del Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación en la fecha de su firma, 29 de junio de 2014, y actual Arzobispo de Valencia (España).
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En el Directorio -aprobado por el Papa Francisco- el Cardenal afirma que "es bastante significativo que en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Papa Francisco haya querido dedicar una parte considerable al tema de la homilía. En este sentido, los Obispos reunidos en Sínodo ya indicaron luces y sombras sobre este tema; del mismo modo lo habían hecho ya antes en las Exhortaciones apostólicas post-sinodales Verbum Domini y Sacramentum caritatis de Benedicto XVI".
El documento está estructurado en dos partes. En la primera, titulada "La homilía y el ámbito litúrgico", se describe la naturaleza, la función y el contexto, así como algunos aspectos que la caracterizan.
En la segunda parte, "Ars praedicandi", se describen los métodos y el contenido que el sacerdote que realiza la homilía tiene que conocer y tener en cuenta cuando la prepara y pronuncia.
Asimismo, se proponen algunas claves de lectura para el ciclo dominical-festivo de la Misa a partir del centro del año litúrgico (Triduo y Tiempo Pascual, Cuaresma, Adviento, Navidad, Tiempo durante el año), con alusiones también a las Misas feriales, de matrimonio y exequial.
Por último se encuentran los apéndices, en los que se muestran la relación entre la homilía y la doctrina de la Iglesia Católica, con referencias al Catecismo. También vienen indicadas las referencias a los textos de documentos del Magisterio sobre la homilía.
Las traducciones a las lenguas principales serán supervisadas por el Dicasterio, mientras que en los demás idiomas la responsabilidad de la traducción será de las Conferencias Episcopales.
La presentación contó con la presencia del nuevo Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah. "A menudo, para muchos fieles -explicó el Purpurado- el momento de la homilía, considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la importancia de la celebración".
"Efectivamente, la Misa no es la homilía, pero ésta constituye un momento importante para la participación en los santos misterios, es decir la escucha de la Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor", dijo el Cardenal.
"La homilía -recalcó- es un servicio litúrgico reservado al ministro ordenado, que está llamado por vocación a servir a la Palabra de Dios según la fe de la Iglesia y no de forma personalista. No es un discurso cualquiera, sino un hablar inspirado en la Palabra de Dios que resuena en una asamblea de creyentes, en el contexto de una acción litúrgica, con el fin de aprender a practicar el Evangelio de Jesucristo".
''Entre los criterios mencionados en el Directorio, indico algunos: La homilía está suscitada por las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, que es el libro que contiene para los días del año las lecturas bíblicas de la Misa. La homilía está suscitada por la celebración en la que se insertan 'estas' lecturas, es decir, por las oraciones y los ritos que conforman "esta" liturgia, cuyo principal protagonista es Dios, por Cristo, su Hijo, en la potencia del Espíritu Santo .
''Obviamente -concluyó el Cardenal- la homilía llama en causa a quien la pronuncia. De ahí la importancia de la preparación del homileta que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocimiento de la comunidad a la que se dirige, amor por los santos misterios y amor por el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia''.
Por su parte, el Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Mons. Arthur Roche, afirmó que "será un buen homilista quien, a través de la predicación homilética, sea capaz de hacer esto: guiar para entender con gusto lo que sale de la boca de Dios, abrir los corazones a rendirse ante la gracia de Dios, alimentar la fe en cuanto a cómo el Espíritu obra en nosotros, ahora y aquí en la acción litúrgica, preparar hacia una fructuosa comunión sacramental con Cristo, exhortando a vivir cuanto se ha recibido en el sacramento. Será un mal homilista quien, aunque sea un gran orador, no sea capaz de suscitar estos efectos".