"¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Ésta es la misión de la Iglesia (…), decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo", expresó el Papa Francisco en la Misa de la Casa Santa Marta, donde llamó a no dejar que la ayuda a los pobres convierta a la Iglesia en una ONG, en una "bella organización", pero sin celo apostólico.
Según informó Radio Vaticana, en su homilía el Santo Padre recordó que la Iglesia debe anunciar el Evangelio en pobreza y el discípulo que lo anuncia debe tener como único objetivo aliviar las miserias de los más pobres, sin olvidar jamás que este servicio es obra del Espíritu Santo y no de fuerzas humanas.
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Curar, levantar, liberar, echar a los demonios, expresó el Papa; y luego reconocer con sobriedad "he sido un obrero del Reino". Esto es lo que debe hacer y decir de sí mismo un ministro de Cristo cuando pasa a curar a los tantos heridos que esperan en los pasillos de la Iglesia, que es un "hospital de campo".
En ese sentido, el Pontífice reflexionó sobre el pasaje del Evangelio donde Jesús envía a sus discípulos de dos en dos a predicar, curar a los enfermos y echar a los "espíritus impuros".
Francisco recordó que Cristo pide a sus discípulos no llevar "ni pan, ni bolsa, ni dinero en la cintura", porque el Evangelio "debe ser anunciado en pobreza", porque "la salvación no es una teología de la prosperidad". Es solamente y nada más que el "buen anuncio" de liberación llevado a todo oprimido.
"Ésta es la misión de la Iglesia: la Iglesia que sana, que cura. Algunas veces, he hablado de la Iglesia como hospital de campo. Es verdad: ¡cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Ésta es la misión de la Iglesia: curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es Padre, que Dios es tierno, que Dios nos espera siempre", expresó.
Asimismo, el Papa advirtió del riesgo de tergiversar la misión de la Iglesia al momento de atender a los pobres.
"Es verdad, nosotros debemos buscar ayuda y crear organizaciones que ayuden en esto: aquello sí, porque el Señor nos da los dones para esto. Pero cuando olvidamos esta misión, olvidamos la pobreza, olvidamos el celo apostólico y ponemos la esperanza en estos medios, la Iglesia lentamente cae en una ONG y se transforma en una bella organización: potente, pero no evangélica, porque falta aquel espíritu, aquella pobreza, aquella fuerza para curar", señaló.
Finalmente, el Papa indicó que cuando los discípulos vuelven felices de su misión, Jesús los lleva a descansar un poco, pero "no les dijo: 'pero ustedes son grandes, en la próxima salida organicen mejor las cosas…' Solamente les dice: 'Cuando hayan hecho todo lo que deben hacer, díganse a sí mismos: somos siervos inútiles'. Éste es el apóstol".
"¿Y cuál sería la gloria más grande para un apóstol? 'Ha sido un obrero del Reino, un trabajador del Reino'. Ésta es la gloria más grande, porque va en este camino del anuncio de Jesús: va a curar, a custodiar, a proclamar este buen anuncio y este año de gracia. A hacer que el pueblo encuentre al Padre, a llevar la paz al corazón de la gente", señaló.