"¿Cómo realizar una agricultura de bajo impacto ambiental?, ¿cómo hacer de manera que nuestro cultivar la tierra sea al mismo tiempo también que se custodia?" se preguntó en la mañana de este sábado el Papa Francisco.
"Así, en efecto, las futuras generaciones podrán continuar a habitarla y cultivarla".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Pontífice recibió en audiencia este sábado por la mañana en el Palacio Apostólico a los dirigentes de la Confederación Nacional de los Cultivadores Directos de Italia con ocasión del 70 aniversario de su fundación y les habló de la necesidad de custodiar la tierra.
El Pontífice les propuso "recuperar el amor a la tierra como 'madre' -diría San Francisco- de la que nosotros hemos venido y a la que estamos llamados a volver constantemente."
Por lo tanto, subrayó, se debe "custodiar la tierra, haciendo alianza con ella, de modo que pueda seguir siendo, al igual que Dios, fuente de vida para toda la familia humana".
"El nombre de 'cultivadores directos' hace referencia a 'cultivar', que es una actividad típica y fundamental del hombre. En el trabajo de los agricultores, existe, en efecto la acogida al precioso don de la tierra que nos viene de Dios, pero también su valorización en el también precioso trabajo de hombres y mujeres, llamados a responder con audacia y creatividad al mandado otorgado desde siempre al hombre, el de cultivar y custodiar la tierra".
El Santo Padre destacó que "el verbo 'cultivar' lleva a la mente el cuidado que el agricultor tiene por su tierra para que dé fruto y éste sea compartido: ¡Cuanta atención, pasión y dedicación en todo esto!".
Francisco aseguró también que "de verdad no hay humanidad sin cultivo de la tierra; no hay vida buena sin el alimento que esta produce para los hombres y mujeres de cada continente". Por tanto, "la agricultura muestra el propio rol central".
El trabajo del que cultiva "se presenta como una verdadera y propia vocación", y debe ser "reconocida y valorada adecuadamente, también en las decisiones políticas y económicas concretas", dijo el Papa.
El Santo Padre explicó que "se trata de eliminar aquellos obstáculos que penalizan una actividad así de preciosa, que a menudo lo hacen aparecer poco apetecible a las nuevas generaciones, también si las estadísticas registran un aumento del número de estudiantes en las escuelas y en los institutos agrarios, que deja prever un aumento de los trabajadores en el sector agrícola".
Pero, al mismo tiempo, "también tenemos que prestar la debida atención a la ya demasiado generalizado sustracción de tierras a la agricultura para que dirigen a otras actividades, tal vez aparentemente más rentable".
Sobre la centralidad del trabajo agrícola, el Papa comentó dos puntos críticos: "el primero es el de la pobreza y el hambre, que todavía afecta por desgracia a una gran parte de la humanidad". Recordó en este punto que "el Concilio Vaticano II ha recordado el destino universal de los bienes de la tierra, aunque en realidad el sistema económico dominante excluye a muchos de su uso correcto".
"La absolutización de las reglas del mercado, una cultura del descarte y de los residuos, que en el caso de la comida tiene proporciones inaceptables, junto con otros factores, causan miseria y sufrimiento en muchas familias".
Por ello, indicó, "debe ser repensado en profundidad el sistema producción y distribución de alimentos. ¡Como nos han enseñado nuestros abuelos, con el pan no juega! El pan participa de algún modo de la sacralidad de la vida humana, y por lo tanto no puede ser tratado sólo como una mercancía".
Para hablar del segundo punto crítico recordó el libro del Génesis en el que se "habla de la llamada del hombre no solo a cultivar la tierra, sino también a custodiarla".
"Las dos cosas están estrechamente relacionadas: todo agricultor sabe bien cómo se ha convertido más difícil cultivar la tierra en un momento de cambio climático acelerado y por los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes".
"¿Cómo seguir produciendo buen alimento para la vida de todos cuando la estabilidad climática está en riesgo, cuando el aire, el agua y el mismo suelo pierden su pureza debido la contaminación ?", se preguntó.
"Realmente, nos damos cuenta de la importancia de una acción puntual de custodia de la creación; realmente es urgente que las naciones cooperan por este propósito fundamental".
El Papa agradeció también "la inspiración ética que motiva y sostiene vuestra acción a la luz de la doctrina social católica" que "ha traído muchos buenos frutos a toda la sociedad italiana".
"Les invito a que siempre den la primacía a las exigencias éticas con las que los cristianos afrontan los problemas y desafíos de sus actividades", alentó.