Manuel Capetillo, extorero y uno de los actores de cine y telenovelas más famosos de México, comparte actualmente por diversos países de América su testimonio de conversión. Él tenía fama, dinero y éxito, pero sentía que no era suficiente.
En declaraciones para el semanario Desde la Fe, de la Arquidiócesis de México, Capetillo recordó que "hace 20 años tuve mi encuentro personal con Jesucristo. Después de tener todo en la vida: fama, dinero, éxito, algo faltaba en mi interior, y solo Dios me lo dio: amor y paz".
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Pero esa paz, dijo, no era "aquella paz que proviene del hombre, sino del Poder de lo Alto. Gracias a Él ahora soy un hombre pleno, dedicado en tiempo completo a propagar su Reino".
Capetillo recordó que tocó fondo con una crisis depresiva, luego de que un amigo suyo fuera asesinado. Buscó respuestas en el esoterismo, la metafísica, entre otras creencias, para finalmente convertirse al catolicismo.
El actor recordó que "yo era de esos que decía: ¿para qué confesarnos con un sacerdote si Dios lo sabe todo?; pero cuando el sacerdote me dio la absolución y dijo: 'Vete y no vuelvas a pecar', sentí cómo se liberaba mi alma del pecado y mi corazón se llenaba de gozo y paz".
"Ese día mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad; estaba volviendo a nacer", dijo.
Actualmente, Capetillo es un gran devoto del Santo Rosario, y asegura que es la única arma para estar en gracia con Dios y combatir al demonio.
El actor mexicano aseguró al semanario que estar en conexión con el mundo no implica alejarse de Dios, sino que requiere despertar cada día con gusto y agradecido por la oportunidad de un nuevo día.
"Cada persona tiene una misión destinada; la mía era dejar el mundo de la farándula para ser misionero de paz y de justicia", indicó.
Su conversión, dijo, llegó de la mano de la Virgen María. "Ella pulió mi corazón y sanó mis heridas –que según yo ya no tenía–; bajo su enseñanza me puse de rodillas y me entregué a la oración a través del Santo Rosario, el cuál rezo en familia y en todo momento".
Capetillo alentó a realizar cenáculos de oración en cada casa, pues tanto México como el mundo enfrentan tiempos difíciles, frente a los ataques contra la familia, la vida humana, la vida sacerdotal y religiosa.
"Leer la Palabra de Dios en familia y motivar a nuestros hijos desde pequeños a conocer las riquezas de la Iglesia Católica es nuestro deber como hijos de Dios; rescatar nuestros valores cristianos en este mundo secularizado es obligación de todo católico", señaló.