El Papa Francisco se reunió el 22 de enero con el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y autorizó los decretos que reconocen el martirio por "odio a la fe" durante la Guerra Civil española de Fidelia Oller Angelats y dos compañeras religiosas del Instituto de las Hermanas de San José en Gerona y el del monje trapense Pío Heredia y 17 compañeros.
Durante la reunión entre el Pontífice y el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos también reconoció las virtudes heroicas del fundador de la Adoración Nocturna en España, Luigi Trelles y Noguerol y de la Sierva de Dios Cointa Jáuregui, religiosa de la Sociedad de María Nuestra Señora.
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El Siervo de Dios Luigi Trelles y Noguerol la introdujo en España la Adoración Eucarística en 1877, tras conocerla en Francia. La primera vigilia se celebró en Madrid el 3 de noviembre en la iglesia de los Padres Capuchinos del Prado. Luigi Trelles nació en 1819 en Viveiro, Lugo (España), falleció con 71 años y está enterrado en Zamora (España).
La Hermana Cointa Jáuregui Osés, fue una religiosa navarra de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora que murió en San Sebastián con 78 años. Desde el año 2010 los restos de esta Sierva de Dios reposan en Tudela, Navarra (España) en la iglesia que la Orden.
La hermana Fidelia Oller junto con otras dos religiosas del Instituto de las Hermanas de San José de Gerona (España) murieron mártires durante la Guerra Civil española. Aunque no se sabe con exactitud la fecha de su muerte, se estima que se produjo entre el 26 y el 29 de agosto de 1936. Al igual que los 18 monjes trapenses, de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia y de San Bernardo, que murieron durante el año 1936 por odio a la fe.
La firma del decreto de virtudes heroicas es el primer paso en el proceso de canonización, de esta manera se certifica que la persona vivió el cristianismo en grado heroico y que podría ser considerado un ejemplo. Para ser declarado beato, se debe certificar que se ha realizado un milagro por su intercesión.
En el caso del martirio, para ser canonizados no es necesario demostrar sus virtudes heroicas, ya que murieron por odio a la fe.