El Arzobispo de Niamey (Níger), Mons. Michel Cartatéguy, ha convocado a todos los sacerdotes y responsables de las comunidades católicas del país para orar en silencio y meditar sobre el amor hacia los enemigos, en especial aquellos que en días pasados atacaron e incendiaron las iglesias en este país africano.
"Quizá estemos a punto de experimentar la agonía de Jesús en nuestra carne, y yo estoy feliz por ello", aseguró Mons. Cartatéguy en declaraciones a Radio Vaticana el 20 de enero.
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El Prelado teme por la seguridad la catedral de Niamey, después de que diez personas fueran asesinadas y 12 iglesias fueron quemadas en el país. "La catedral es un símbolo, por eso la quieren destruir", denunció.
Este templo, dedicado a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, fue atacado desde cuatro puntos distintos, y solo las fuerzas de seguridad consiguieron frenar el asedio. El Arzobispo se entrevistará con las autoridades del país para buscar vías que protejan la catedral y a los cristianos.
Los asaltos contra los cristianos tienen lugar en medio a las protestas musulmanas contra las nuevas caricaturas de Mahoma que la revista francesa, Charlie Hebdo, publicó después del atentado de París del pasado 7 de enero.
El Prelado señala que en la ciudad de Zinder se habrían visto ondear banderas del grupo terrorista islámico Boko Haram, quienes operan en el país vecino, Nigeria.
Los primeros asaltos contra los templos cristianos ocurrieron el 17 de enero. Sin embargo, las protestas se prolongaron este domingo a pesar de los llamados de varios líderes religiosos musulmanes a la calma. El presidente Mahamadou Issoufou también denunció los hechos.
Mons. Cartatéguy dijo que la Iglesia Católica en el país custodia desde hace años una buena relación con el mundo musulmán, y descartó que los ataques provengan de ellos. "Nosotros no tenemos nada contra la comunidad musulmana: ¡No son ellos quienes hicieron esto! Fueron personas manipuladas desde el extranjero… ¡Todo fue manipulado!".
Además, muchos de los sacerdotes del país se refugiaron en hogares musulmanes. Un gesto que Mons. Cartatéguy agradece, explicando que se deben reforzar los lazos de unidad y hermandad con las familias musulmanas.
"Nosotros como comunidad cristiana, estamos todavía en shock. Todas nuestras iglesias, 12 de 14, fueron completamente saqueadas: no ha quedado nada. Y cuando digo saqueadas, profanadas, significa que no ha quedado nada: todo calcinado. Solo la catedral quedó en pie, porque por petición mía fue custodiada hasta el final. Pero no sé hasta cuando esto será posible", lamentó.
Hasta el momento 90 personas han sido arrestadas en el país, y más de 300 cristianos están bajo protección militar en campos para refugiados.
Toda misión evangelizadora ha sido suspendida, y las escuelas católicas han cerrado. "Estamos aturdidos, después de tantos años de amistad, no conseguimos comprender. Necesitamos mucha serenidad e interpretar estos ataques. Lo cierto es que todo ha sido manipulado y organizado", concluyó.