El Arzobispo de Santo Domingo (Rep. Dominicana), Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, celebró la Misa por la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia en la que pidió a la Madre del Señor proteger al pueblo y librarlo de los crímenes, fruto de una gran descomposición social.
"Que a través de su patrocinio sobre este pueblo que la ama, que la venera, que siempre la ha querido, que no permita que todos estos bandoleros, criminales, atracadores, violadores continúen haciendo fechorías en todo el país", expresó el Purpurado durante la Misa en la Catedral.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En ese sentido, pidió a la Patrona de República Dominicana cubrir al pueblo con su manto, especialmente a niños y adolescentes abandonados, que también han sido víctimas de los delincuentes.
"Líbranos de tanta gente que piensa sólo en maquinar el mal, en corromper, en pervertir, pues ese no es el plan de Dios", afirmó.
Virgen de la Altagracia
Según documentos históricos, ya en 1502 se veneraba esta advocación mariana en Santo Domingo, cuya pintura fue traída de España por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo. Posteriormente ambos se mudaron a la ciudad de Higüey, llevando consigo la imagen, que ofrecieron a la parroquia para que todos los fieles pudieran venerarla. Luego, en 1572 se terminó el primer santuario y en 1971 se consagró la actual basílica.
Por su parte, la piedad popular cuenta que la devota hija de un rico mercader le pidió que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia.
El padre buscó inútilmente por todas partes, pero nadie había oído hablar de esa advocación mariana. De regreso a Higüey, decidió pasar la noche en una casa amiga. En la sobremesa, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda.
Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas, que también iba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al mercader diciéndole: "Esto es lo que usted busca". Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio.
El cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y según la opinión de los expertos es una obra primitiva de la escuela española pintada a finales del siglo XV o muy al principio del XVI.
El lienzo muestra una escena de la Natividad y fue restaurado en España en 1978, rescatándose su belleza original, dañada por el paso de los años.
La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia fue coronada dos veces: El 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío XI; y por San Juan Pablo II durante su visita a la isla el 25 de enero de 1979.
San Juan Pablo II coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen, primera evangelizadora de las Américas. El Papa polaco también visitó a la Virgen en su basílica en Higüey.