El Papa Francisco advirtió este lunes durante el vuelo de retorno a Roma, que la corrupción es un problema mundial que debe ser rechazado; e indicó que cuando se da en las instituciones eclesiales, se convierte en una herida dentro de la Iglesia, pues un católico es un pecador, pero nunca debe ser un corrupto.
A continuación la pregunta que se le hizo al Santo Padre y la respuesta que dio:
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"¿Qué puede hacer su santidad para luchar contra la corrupción no solo en el gobierno sino también en la Iglesia?"
"La corrupción hoy en el mundo está a la orden del día y la actitud corrupta encuentra fácilmente un nido en las instituciones, porque una institución que tiene muchas ramas aquí y allá, tantos jefes y vicejefes, como que, es muy fácil caer o proveer un nido para la corrupción y cada institución puede caer en esto.
La corrupción quita a la gente. Esa persona corrupta que hace acuerdos corruptos o gobierna corruptamente o se asocia con otros para negocios corruptos, roba a la gente. Las víctimas son aquellos, ellos son aquellos que dijiste estuvieron detrás del hotel lujo, ¿no? Ellos son las víctimas de la corrupción.
La corrupción no se encierra en sí misma, sale y mata. ¿Entienden? Hoy en día la corrupción es un problema mundial. Una vez, en el 2001 más o menos, le pedí al jefe del gabinete del presidente de entonces, el cual era un gobierno que pensamos no era tan corrupto, y era verdad, no era tan corrupto, el gobierno: 'Dígame, la ayuda que usted envía al interior del país, sea en efectivo o comida o ropa, todas estas cosas, ¿cuánto llega al lugar?' Inmediatamente este hombre, que era un verdadero hombre, limpio (dijo) '35 por ciento'. Eso fue lo que me dijo. Ese año 2001 en mi país.
Y ahora, la corrupción en las instituciones eclesiales. Cuando hablo de la Iglesia me gusta hablar de los fieles, los bautizados, la Iglesia entera, ¿no? En ese caso es mejor hablar de pecadores.
Todos somos pecadores, ¿no? Pero cuando hablamos de corrupción, hablamos de personas corruptas o de instituciones en la Iglesia que caen en la corrupción. Y hay casos, sí, hay. Recuerdo una vez, en el año 1994, cuando fui apenas nombrado Obispo del barrio de Flores en Buenos Aires, dos empleados o funcionarios de un ministerio vinieron a decirme 'usted tiene muchas necesidades aquí con tantos pobres en las villas miserias'. 'Oh sí', dije, y se los dije. 'Podemos ayudarlo. Tenemos, si usted quiere, una ayuda de 400.000 pesos'. En ese tiempo, el tipo de cambio con el dólar era de uno a uno. 400.000 dólares. '¿Usted puede hacerlo?'. 'Sí, sí'. Escuché porque, cuando la oferta es tan grande, también el santo duda. Pero ellos continuaron: 'Para hacerlo, nosotros hacemos el depósito y después usted nos da la mitad'. En ese momento pensé qué debería hacer: O insultarlos y darles una patada donde no les da el sol o me hago el tonto.
Me hice el tonto y dije, en verdad, nosotros en el vicariato no tenemos una cuenta, tú tienes que hacer el depósito en la oficina de la arquidiócesis con el recibo. Y eso fue todo. 'Oh, no lo sabíamos'. Y se fueron. Pero más tarde pensé, si estos dos aterrizaron directamente sin pedir una pista –es un mal pensamiento- es porque alguien más dijo sí. Pero es un mal pensamiento, ¿no?
La corrupción es fácil de hacerla. Vamos a recordar esto: Pecadores sí, corruptos no, corruptos nunca. Debemos pedir perdón por aquellos católicos, aquellos cristianos que escandalizan con su corrupción. Es una herida en la Iglesia. Pero hay tantos santos, tantos santos. Y santos pecadores, pero no corruptos. Vamos a mirar al otro lado, también, la Iglesia es santa. Hay algunos aquí y allá. Gracias por tener el coraje de preguntar esto.