La Catedral de Manila (Filipinas), dedicada a la Inmaculada Concepción, fue uno de los primeros lugares en recibir la visita del Papa Francisco el viernes. Allí, celebró una entrañable eucaristía con los obispos, religiosos, religiosas y algunos seminaristas.
Entre las religiosas se encontraba la hermana Mercedes, de la provincia argentina de Corrientes, que llegó a Filipinas hace dos años. Ella vive junto a otras religiosas en una isla a ocho horas de Manila, y pertenece a la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad.
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"Trabajamos en las parroquias y además damos catequesis en las escuelas públicas primarias y secundarias", explicó a ACI Prensa la hermana Mercedes.
"En Manila tenemos dos comunidades. Aquí las hermanas tienen 'medical mission' en las villas (zonas pobres), pero también trabajamos para ayudar con 'sponsors' a los chicos que no pueden estudiar", contó.
En Filipinas "es muy difícil que puedan estudiar porque la educación es privada, incluso en los colegios públicos", dijo poco antes de empezar la Misa con Francisco en la Catedral.
Por ello, señaló, "trabajamos con sedes sociales que patrocinan a algunos de estos chicos".
La hermana Mercedes contó que tuvo que levantar a las 4 de la mañana para poder asistir a la Misa con el Papa.
Respecto a la visita de Francisco a Filipinas aseguró estar emocionada, "porque es argentino y por ser el representante de Cristo en la tierra, el Dulce Cristo en la tierra".
"Es una gran alegría", aseguró.
La religiosa añadió que muchos en Filipinas se prepararon para la llegada del Papa con oraciones y retiros.
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