El Papa Francisco dirigió este lunes el discurso de Año Nuevo al Cuerpo Diplomático, en el que denunció la cultura del descarte y sus consecuencias en las relaciones humanas e internacionales, en las familias y en la relación del hombre con Dios.

El Cuerpo Diplomático acreditado ante el Vaticano está formado por 180 estados y 83 cancillerías con embajada en Roma. En su discurso, Francisco condenó la violencia y el terrorismo fundamentalista, así como recordó los países que están sufriendo conflictos y guerras. Además hizo un repaso a la situación internacional y los viajes que realizó este último año. Además, habló de la visita que comienza mañana a Sri Lanka y después a Filipinas.

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Paz y rechazo

A lo largo de su intervención, el Papa habló de diversos temas. Comenzó abordando la "paz" como "don precioso de Dios y, al mismo tiempo, como responsabilidad personal y social que reclama nuestra solicitud y diligencia". Recordó que la Navidad habla de paz, pero también de rechazo: "Hay un tipo de rechazo que nos afecta a todos, que nos lleva a no ver al prójimo como a un hermano al que acoger, sino a dejarlo fuera de nuestro horizonte personal de vida, a transformarlo más bien en un adversario, en un súbdito al que dominar".

El Pontífice advirtió de que "esa es la mentalidad que genera la cultura del descarte que no respeta nada ni a nadie: Desde los animales a los seres humanos, e incluso al mismo Dios. De ahí nace la humanidad herida y continuamente dividida por tensiones y conflictos de todo tipo".

En este punto, comparó la matanza de los niños de Herodes con el asesinato hace un mes de cien niños "con una crueldad inaudita".

"Una cultura que rechaza al otro, que destruye los vínculos más íntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia y muerte", algo que "lo podemos comprobar lamentablemente en numerosos acontecimientos diarios, entre los cuales la trágica masacre que ha tenido lugar en París estos últimos días", dijo el Papa.

El Papa denunció además que "el ser humano libre se convierte en esclavo, ya sea de las modas, del poder, del dinero, incluso a veces de formas tergiversadas de religión" que "nacen de un corazón corrompido, incapaz de ver y de hacer el bien, de procurar la paz".

Las consecuencias de este rechazo son la "proliferación de conflictos" que "como una auténtica guerra mundial combatida por partes, se extienden, con modalidades e intensidad diversas, a diferentes zonas del planeta".

Fundamentalismo religioso, Oriente Medio y África

Francisco también dirigió su pensamiento a Oriente Medio que sufre numerosos conflictos "que se arrastran ya durante demasiado tiempo y cuyas manifestaciones son escalofriantes también a causa de la propagación del terrorismo de carácter fundamentalista en Siria e Irak".

Esto se explica porque "es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios". Sobre el fundamentalismo religioso dijo que "antes incluso de descartar a seres humanos perpetrando horrendas masacres, rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto ideológico".

El Pontífice aludió entonces a "una respuesta unánime que, en el marco del derecho internacional, impida que se propague la violencia, reestablezca la concordia y sane las profundas heridas que han provocado los incesantes conflictos".

En este punto, el Papa recordó también la violencia que sacude Nigeria y la trata de personas que sufre el país. "Preocupante es también la situación de Sudán del Sur y algunas regiones de Sudán, del Cuerno de África y de la República Democrática del Congo", señaló.

Dignidad de la mujer, enfermos y marginados

El Papa también reiteró la defensa de la dignidad de la mujer y denunció el crimen de la violación sexual que ocurre en tiempos de guerra y, "lamentablemente", también donde no hay conflictos. Asimismo, recordó a los enfermos, especialmente quienes sufren por la epidemia del ébola.

Sobre los refugiados, recordó que tienen que huir para simplemente tener "un futuro, porque permanecer en su patria puede significar una muerte segura". Pero "hay también otro dato alarmante: muchos emigrantes, sobre todo en América, son niños solos, más expuestos a los peligros y necesitados de mayor atención, cuidados y protección".

Francisco pidió cambiar de actitud, dejando la indiferencia y el miedo y pasar "a una sincera aceptación del otro", lo que requiere "legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes".

Sin embargo, existen también "'exiliados ocultos' que viven en el seno de nuestras casas y en nuestras mismas familias". Son los ancianos y los discapacitados, y también a los jóvenes, ha dicho el Papa. "Los primeros son rechazados cuando se convierten en un peso y en 'presencias que estorban', mientras que los últimos son descartados porque se les niega la posibilidad de trabajar para forjarse su propio futuro".

Familia

El Papa denunció que la cultura del descarte también afecta a la familia, ya que está "cada vez más extendida cultura individualista y egoísta que anula los vínculos y tiende a favorecer el dramático fenómeno de la disminución de la natalidad, así como de leyes que privilegian diversas formas de convivencia en lugar de sostener adecuadamente a la familia por el bien de toda la sociedad".

En su opinión, una de las causas es la "globalización uniformante" que "descarta incluso a las culturas, acabando así con los factores propios de la identidad de cada pueblo que constituyen la herencia imprescindible para un sano desarrollo social".

Asia y su nuevo viaje

El Papa recordó la Jornada de la Juventud Asiática en Corea del Sur. Allí "recordé que es necesario valorar a los jóvenes, 'intentando transmitirles el legado del pasado aplicándolo a los retos del presente'". Sobre el viaje a Sri Lanka y Filipinas que inicia hoy, explicó que quiere "mostrar así el interés y la solicitud pastoral con que sigo los acontecimientos de los pueblos de ese vasto continente".

A las autoridades les tendió de nuevo la mano para contribuir "al bien común, a la armonía y a la concordia social". Sobre todo deseó "que se retome el diálogo entre las dos Coreas, países hermanos, que hablan la misma lengua".

Albania, Turquía, Israel, Estados Unidos y Cuba

En la última parte, Francisco ha agradecido a Dios los beneficios y encuentros que ha dado. Por ejemplo, en el viaje a Albania y a Turquía. En este último, "he podido constatar los frutos del diálogo ecuménico e interreligioso, además del compromiso a favor de los refugiados provenientes de otros países de Oriente Medio", al igual que en Jordania.

Sobre el desbloqueo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y en cuya medida ha sido fundamental la labor de la Santa Sede, el Papa sostuvo que es un ejemplo "de cómo el diálogo puede verdaderamente edificar y construir puentes es la reciente decisión de los Estados Unidos de América y Cuba de poner fin a un silencio recíproco que ha durado medio siglo y de acercarse por el bien de sus ciudadanos".

"Igualmente, animo los esfuerzos realizados para lograr una paz estable en Colombia, así como las iniciativas encaminadas a restablecer la concordia en la vida política y social de Venezuela", expresó.

El texto completo se encuentra en https://www.aciprensa.com/noticias/texto-discurso-del-papa-francisco-al-cuerpo-diplomatico-por-el-ano-nuevo-2015-97131/