Mons. Amel Nona es el Arzobispo católico-caldeo de Mosul y ha traído a Occidente la voz de los cristianos en Irak. Habla con la claridad de quien sabe que sin la ayuda internacional dentro de poco esa zona se convertirá en territorio del Estado Islámico (ISIS), pues para salvar su vida y no renunciar a su fe, los cristianos tendrán que abandonar definitivamente el país donde el catolicismo tiene 2.000 años de historia.
"Para nosotros la fe lo es todo. Es nuestra vida, nuestra identidad, nuestra historia y nuestro modo de vivir. No podemos separarnos de ningún modo de nuestra fe", cuenta Mons. Nona a ACI Prensa, y lanza un grito de ayuda: "Nuestra fe, que lleva en esta tierra más de 2000 años no puede terminar de una manera tan fácil".
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Según precisa el Arzobispo de Mosul, una de las zonas más afectadas, "la mayor parte de los cristianos planea irse de Irak porque pensaban que la crisis duraría poco de tiempo y después volveríamos a nuestras casas, pero no ha sido así. Desde hace seis meses no hay señales positivas para liberar nuestra tierra. El Estado Islámico está haciéndose cada vez más fuerte".
Según asegura el Arzobispo, tras la caída del régimen de Sadam Husein en 2003 la reconstrucción del estado iraquí "se ha basado en errores". "Después de 2003 Irak se dividió. El principal problema que afronta el país no es político sino social, porque antes de la caída del régimen de Sadam nadie pensaba si eras chiíta, sunita, cristiano o musulmán, después por miedo, cada grupo étnico ha vuelto a sus orígenes, se han cerrado en sí mismos. Y para resolver esta situación hacen falta decenas de años", explicó.
Kamikazes europeos
La radicalización del islamismo ha sido progresiva, pero fulminante, por eso Mons. Nona advertía recientemente el diario italiano 'Il Corriere della Sera' que el sufrimiento que viven actualmente en Irak "es el preludio de lo que los cristianos y europeos occidentales sufrirán en un futuro cercano".
Palabras fuertes y nada alentadoras, pero que el Arzobispo no tiene miedo de expresar y explica que "el gran problema no son solo los grupos fundamentalistas islámicos, sino las sociedades islámicas. Los musulmanes se están haciendo día tras día más radicales, volviendo más a la tradición y cerrándose".
"Los musulmanes piensan que su modo de defender la fe es ver y volver a cómo eran antes. Hay conflicto en la región islámica entre la modernidad y la fe, la mayor parte piensa que la fe justa está contra la modernidad, por eso donde hay musulmanes siempre está el peligro de que se subleven contra la modernidad", afirma.
El Arzobispo explica el caso de los agentes del servicio secreto de Sadam Hussein, que actualmente son parte del grupo más cercano a Baghdadi, el jefe del Califato Islámico. "Todos ellos eran laicos, no confesaban ninguna fe cuando trabajaban para Hussein. Pero se radicalizaron posteriormente por tenían miedo a los grupos fundamentalistas".
Por eso advierte que "los musulmanes que están en Occidente se pueden convertir un día en fundamentalistas. En Irak, en las filas del Estado Islámico hay quienes han venido de Europa, Canadá y América. Cuando el Estado Islámico quiere hacer un atentado suicida, los kamikazes son de Alemania, Inglaterra, Francia, no han nacido en países musulmanes, sino que han nacido en Europa, se han educado en Occidente y después han venido a Irak".