La Santa Sede ha hecho público hoy el documento ''Potenciar el compromiso de la Iglesia Católica en la respuesta a la crisis del ébola", del Pontificio Consejo Justicia y Paz con el que quiere explicar su labor al frente de la enfermedad que ha golpeado duramente en los últimos meses a África, aunque se han dado casos en otros continentes.
El documento cuenta qué es esta enfermedad así como sus consecuencias. La epidemia ha devastado comunidades enteras especialmente en Guinea, Sierra Leona y Liberia, donde se encuentran desplazados desde hace años numerosos misioneros.
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El texto afirma que "la Santa Sede expresa su más vivo aprecio a las Iglesias Católicas locales de Guinea, Liberia y Sierra Leona por su rápida respuesta a la crisis causada por el ébola" y asegura que "para potenciar todavía más sus esfuerzos y como respuesta concreta a la epidemia, la Santa Sede ofrece una aportación económica".
El mensaje destaca que la Iglesia no ha querido irse de esos lugares y ha permanecido en ellos ayudando. "Las personas se vuelven al Señor en los momentos de miedo y de necesidad", afirma.
"La Iglesia está siempre en medio suyo, testimonios visibles de la presencia de Jesucristo. Lo está particular en los momentos de adversidad".
Asimismo, agradece a la comunidad internacional por los esfuerzos realizados y afirma que "los gobiernos y la sociedad han movilizado grandes recursos que se han sumado a aquellos de los países especialmente golpeados por la epidemia".
"Gracias a estos esfuerzos, fueron proporcionados instrumentos de diagnóstico, unidades especializadas en el tratamiento del ébola para quien ya ha sido contagiado de la enfermedad, búsqueda de fármacos eficaces y de una vacuna para prevenir una futura explosión de esta epidemia".
El documento aborda también de manera breve a las instituciones y congregaciones católicas que están ayudando en esos países, como los Hermanos de San Juan de Dios, que han perdido a algunos de sus miembros.
Además señala que mientras algunos miembros de la Iglesia están llamados a servir como "médicos del cuerpo" y otros, en cambio, reciben la llamada a servir como "médicos del alma".
Esta misión "comprende la oración, la orientación espiritual y la administración de los sacramentos". Así, "en respuesta al desafío del ébola, el papel de la Iglesia es el de preservar y promover la esperanza en medio al miedo y al abandono"
Sobre los fondos con los que la Iglesia contribuye, el documento explica que "estarán a disposición de las estructuras sostenidas por la Iglesia para mejorar la asistencia que brindan a través de instituciones sanitarias, iniciativas comunitarias y de la atención pastoral de los enfermos y el personal sanitario".
Además, el texto anima a otros benefactores, privados o públicos, a que "contribuyan a incrementar dichos fondos en señal de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que sufren mucho en esas regiones golpeadas por la enfermedad".
Pero, ¿para qué serán utilizados en concretos estos fondos? El documento aclara que "se utilizarán entre otras cosas para comprar material sanitario de primera necesidad, para el transporte de los enfermos y para la renovación de las estructuras".
"Una parte se destinará a los residentes de áreas circunscritas con el fin de desarrollar y potenciar estrategias encaminadas a detener la expansión del ébola. También habrá fondos destinados a ayudar a las familias afectadas por el virus y a los menores huérfanos".
Asimismo, continuará con su extensa labor pastoral en torno a los enfermos y a sus allegados. "Contribuirá a la asistencia de las personas en las zonas golpeadas por el virus mediante la formación y la ayuda prestada a los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos dedicados a actividades pastorales, preparándolos mejor para hacer frente a las necesidades físicas, psíquicas y espirituales de los enfermos y de todos los que sufren".
El documento también recoge cómo la labor se concentrará en las parroquias, ya que "son instituciones claves en la lucha contra las consecuencias del ébola".
Para la Iglesia es muy importante la formación educativa, que "se extiende al nivel familiar para ayudar a las personas a entender que son necesarios cambios esenciales en los comportamientos, con el fin de evitar el contacto con fluidos corporales de familiares enfermos y con los cuerpos de los que ha ya han fallecido".
Por último, el documento enumera algunas de las instituciones que luchan contra esta enfermedad y que están ayudando a los afectados, entre ellas Cáritas Internacional, congregaciones religiosas, movimientos, y asociaciones ligadas a la Iglesia.
Asimismo, enumera algunos ámbitos que se refuerzan gracias a los fondos que la Iglesia da: alimento, sanidad, formación, las escuelas católicas que sirven de refugio o la higiene.