El Papa Francisco envió un mensaje a los miles de jóvenes católicos, ortodoxos y protestantes que se reúnen hasta este viernes en Praga (República Checa) con ocasión del encuentro promovido por la Comunidad de Taizé, invitándolos a ser sal de la tierra mediante la oración y el diálogo, así como recordar a los mártires y seguir el ejemplo de María.
"Busquen en la oración y el diálogo mutuo, cómo ser la sal de la tierra", expresó el Papa en el mensaje firmado por el Secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin, y dirigido a los jóvenes que participan desde el 29 de diciembre en la 37° edición de la Peregrinación de Confianza sobre la Tierra.
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El tradicional encuentro de fin de año es organizado por la comunidad ecuménica de Taizé, fundada por el fallecido Hermano Roger, y este año lleva por lema "Ustedes son la sal de la tierra".
Francisco alentó a vivir en esta búsqueda, porque "en ella descubrirán la confianza sorprendente que Cristo pone en ustedes".
"No se dejen impresionar por sus límites ni por su pobreza. Mediante su Espíritu, que habita en ustedes, Cristo les da el ser sal de la tierra. Dirijan su mirada hacia Él para recibir lo que les pide. Viene para volver a dar al mundo su verdadero sabor y permitirle el descubrimiento de la belleza de la comunión con Dios y entre hermanos y hermanas", subrayó.
El Papa recordó a los jóvenes comprometidos con el ecumenismo que "están invitados a abrir caminos de libertad donándose con la disponibilidad de María de Nazaret cuando acogió dentro suyo la vida del Hijo de Dios".
También les pidió que recuerden en sus oraciones "a los mártires y a quienes manifestaron su fe, hombres y mujeres de buena voluntad que han permitido, a través del don gratuito de sí mismos, a veces a costa de grandes sufrimientos, que su país reencontrase el camino de la libertad".
Además del Santo Padre, los jóvenes recibieron mensajes del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé; el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill; el líder anglicano Justin Welby, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon y el Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.