Mons. Juan del Río, Arzobispo Castrense de España, aseguró recientemente que "es un hecho innegable que la Iglesia católica en el mundo se enfrenta con dos fuertes fundamentalismos: el islámico y el laicista".
En ese sentido el Arzobispo destacó que en los países de mayoría musulmana las minorías religiosas sufren persecución, algo que también sucede con el laicismo exacerbado que pretende "recluir en el ámbito de lo privado la enseñanza de la religión, suprimiendo la dimensión espiritual de la persona".
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Mons. Del Río explicó a la agencia SIC que se procura "llegar al mayor número posible en la atención pastoral de unidades y buques", por eso están las capellanías de los Ejércitos, Armada, Guardia Civil y Policía Nacional en las que se organizan y trabajan como párrocos.
Los capellanes militares, además de la administración de los sacramentos también realizan una labor de acogida, acompañamiento y de ayuda en su desempeño profesional allí donde se encuentren. Algo que Mons. Del Río definió como "una pastoral itinerante, misionera, samaritana".
Ante la falta de paz en Oriente Medio para los cristianos l Arzobispo castrense asegura que "la Iglesia católica en el mundo se enfrenta con dos fuertes fundamentalismos: el islámico y el laicista".
En ese sentido precisa que en los países de mayoría musulmana, las minorías religiosas sufren intolerancia y discriminación social, "pero en el otro extremo tenemos el laicismo exacerbado que, siendo ante todo una corriente de pensamiento, persigue, entre otras finalidades, recluir en el ámbito de lo privado la enseñanza de la religión, suprimiendo la dimensión espiritual de la persona o confundiéndola con un mero 'epifenómeno' sociológico o psicológico, oponiéndose a la vertiente social de la religión, llegando, incluso, a negar la libertad de la Iglesia y a reducirla a una simple asociación privada".
Mons. Del Río fue presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación del Episcopado de España, por lo que asegura que "ha crecido de la necesidad de una pastoral de la comunicación a nivel diocesano", por lo que se ha aumentado el número de profesionales de la comunicación y del periodismo a las delegaciones y oficinas de prensa de los obispados.
"La Iglesia no tiene nada que ocultar y sí mucho que comunicar de alegría y esperanza al hombre y la sociedad de hoy. Por eso la Iglesia debe hacerse presente en los medios y servir a todos los profesionales comprometidos con la información, a la vez, ella debe tener también, en la medida de los posible, sus propios 'altavoces' o 'púlpito' que son los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías", asegura el Prelado.
Sin embargo afirma que "queda mucho que avanzar, hay que dejar viejos prejuicios frente a la comunicación, los miedos, los reparos, etc. Desde nuestras instituciones eclesiales siempre debemos ofrecer una información veraz, rápida y transparente".