El nuevo Arzobispo de Zaragoza (España), Mons. Vicente Jiménez, nombrado este viernes por el Papa Francisco y que tomará posesión el próximo 21 de diciembre, ha asegurado en su 'Saludo y Mensaje' a sus nuevos feligreses y a la sociedad aragonesa en general que quiere ser "el arzobispo de todos y para todos".

En el escrito, en el que agradece al Santo Padre la "confianza" depositada en él, expresa su deseo de transmitir "la alegría del Evangelio" y ser "imagen viva de Cristo" para lo que pide "audacia de profeta, fortaleza de testigo, clarividencia de maestro, seguridad de guía y mansedumbre de padre.

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Mons. Vicente Jiménez indica que es natural de la localidad de Agreda (Soria), "que tiene vínculos de fe y de historia con Aragón" y también que en los últimos siete años ha ejercido su ministerio episcopal en la Diócesis de Santander, "en cuyo territorio nace el Ebro, río de la fe, que hermana Cantabria con Aragón".

Asimismo, realiza un saludo especial "para la numerosa población de sorianos que viven en Zaragoza, entre ellos parte de mi familia", menciona al anterior arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, "que ha regido la Archidiócesis con entrega pastoral", al Administrador Diocesano, Manuel Almor, por su "afecto" y "labor eficaz y delicada de gobierno" y al Arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes.

Igualmente, saluda al resto de obispos aragoneses, de las Diócesis de Barbastro-Monzón, Alfonso Milián; Tarazona, Eusebio Hernández; Teruel-Albarracín, Carlos Escribano, y Huesca y Jaca Julián Ruiz.

Además, tiene palabras para sus "hermanos los sacerdotes", a quienes dice que quiere contar con su "fiel colaboración y os manifiesto mi confianza", así como con los seminaristas. De los miembros de vida consagrada, afirma, "sois un don de Dios para la Iglesia y la sociedad" y también recuerda a los misioneros.

Fieles

Mons. Vicente Jiménez se refiere, igualmente, a los fieles laicos, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; a las familias; a los enfermos; a los pobres; a los inmigrantes; a los parados; a las familias "que más sufren las consecuencias de la crisis social y económica, a los que sufren en el cuerpo o en el alma" y a los encarcelados.

Después de saludar a los cristianos de otras Iglesias y comunidades eclesiales y miembros de otras religiones no cristianas, expresa su "cercanía a los que por diversas circunstancias se sienten alejados de Cristo y de su Iglesia".

Finalmente, afirma, en relación con las instituciones políticas, judiciales, académicas y militares, que la Iglesia "valora y reconoce la nobleza y dignidad moral del compromiso social y político para la consecución del bien común de la sociedad", para desear a todos una feliz Navidad y ponerse bajo la protección de la Virgen del Pilar en el Año Jubilar de su venida a Zaragoza.