Para el Papa Francisco, el último encuentro que mantuvo en su vista apostólica a Turquía fue sin duda el más emotivo. "Fue bello y también doloroso", dijo esta mañana en la audiencia general en la Plaza de San Pedro en Roma.
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Se trata del breve encuentro que mantuvo poco antes de poner de nuevo rumbo a Roma con cien jóvenes y chicos refugiados en el país procedentes de Siria, Irak y otras zonas de Oriente Medio que han tenido que huir de sus ciudades a causa de la persecución religiosa. En Turquía los jóvenes son atendidos por los Salesianos
El Pontífice explicó que "era muy importante para mí encontrar a algunos prófugos de las zonas de guerra del Oriente Medio, tanto para expresarles mi cercanía y la de la Iglesia, como para poner de relieve el valor de la hospitalidad, en la que también Turquía se ha comprometido mucho".
A los salesianos que se ocupan de los acogidos, el Papa les agradeció "de corazón" todo lo que hacen y aseguró de ellos que "¡son buenos!".
Durante el encuentro, "también he encontrado a otros padres, un jesuita alemán y otros que trabajan con los prófugos; pero ese oratorio salesiano de los prófugos es una cosa bella y es un trabajo escondido. Agradezco tanto a todas esas personas que trabajan con los prófugos. Recemos por todos los prófugos y refugiados, y para que sean removidas las causas de esta herida dolorosa", pidió el Papa.
El Pontífice para concluir sus recuerdos pidió rezar por Turquía, para que "pueda representar un lugar de coexistencia pacífica entre las diferentes religiones y culturas".