Tras los sucesos del pasado 26 de noviembre en la cárcel de Uribana en el estado de Lara en donde fallecieron 35 reos y otros 145 resultaron afectados por una intoxicación masiva, los Obispos de Venezuela exigieron al Estado una seria investigación sobre estos hechos y solicitaron a sus compatriotas la oración y la solidaridad con los afectados y sus familias.
Así lo indicó un comunicado de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), presidida por Mons. Roberto Luckert, tras los sucesos en los que los presos se amotinaron en la citada cárcel y en el puesto de salud del lugar "procedieron a ingerir múltiples fármacos tales como antibióticos, antihipertensivos, hipoglicemiantes, antiepilépticos, alcohol absoluto, entre otros".
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Conferencia Episcopal Venezolana reclama una "investigación completa" en Uribana. pic.twitter.com/aaV9kCup5v http://t.co/PoCxp64cR5
- El Venezolano (@elvenezolanoweb) noviembre 29, 2014
El director del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, dijo que esta intoxicación "se motivó por las propias autoridades" de la cárcel en donde "se venía presentando una situación de múltiples denuncias por malos tratos, torturas, falta de alimentación y atención médica", lo que "obligó" a los presos a comenzar huelgas de hambre.
El comunicado de los obispos venezolanos expresaron su preocupación porque "los recintos penitenciarios, lejos de ser centros formativos de reinserción social, son más bien lugares de hacinamiento, violencia, castigo y represión que deteriora aún más a la persona privada de libertad".
Por ello exhortaron al Estado "para que inicie inmediatamente una investigación completa que clarifique las circunstancias que rodearon las muertes e intoxicaciones de la población privada de libertad".
Asimismo solicitaron que "se informe rápida y verazmente a los familiares y al país de la situación, con miras a que la familia calme la tensión que han vivido las últimas 72 horas producto del desconocimiento del paradero de sus familiares".
El texto firmado por Mons. Luckert anima también a la oración "por los afectados en los recientes sucesos de Uribana, así como por todos los que padecen la violencia carcelaria en la rutina de cada día. Igualmente hacer una reflexión comunitaria sobre el valor de la Vida y la responsabilidad del Estado en reconocerla y cuidarla".
"Reiteramos la petición de permitir el trabajo de la Pastoral Penitenciaria para que puedan promover una pastoral de prevención y acogida al interno de los centros penales, así como en el entorno familiar", indicaron.