La historia de Kayla Montgomery ha conmovido a millones de personas de todo el mundo, a raíz de que un documental fue subido a YouTube, contando cómo es su vida desde que la enfermedad de la esclerosis múltiple apareció en ella. Una enfermedad que no coaccionó su capacidad para convertirse en una de las atletas de larga distancia más reconocidas en Estados Unidos.
El camino no es fácil para esta joven de 18 años, de Carolina del Norte. Cada vez que Kayla corre, deja de sentir las piernas y se desploma en brazos de su entrenador cuando llega a meta, suplicando ayuda con quejidos de desesperación.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"¡Mis piernas!, ¿Dónde están? ¡Por favor, ayuda!, ¡Ayúdame a encontrar mis piernas!", suplica Kayla al comienzo del documental de ESPN.
El motivo es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso y que provoca que cuando sus piernas se calientan, se colapsan y sólo vuelven a su estado normal aplicando agua fría y gran cantidad de hielo. Un trabajo que su entrenador hace en cada momento que Kayla necesite.
Un documental llevado a cabo por la cadena ESPN, cuenta los duros momentos que esta joven ha tenido y tiene que pasar, pero que en ningún momento han supuesto un atisbo de rendición por su parte. Kayla siempre ha tenido predisposición al deporte y al afán de superación. Con 14 años era una gran jugadora de fútbol a punto de comenzar su primer año en un Instituto de Winston-Salem. Repentinamente un día se desplomó al suelo, teniendo una sensación de hormigueo en los pies.
Después de acudir al médico, el diagnóstico fue devastador: una esclerosis múltiple muy agresiva que la tuvo postrada, sin sentir nada de caderas para abajo, durante 8 meses. El tiempo, la medicación y la rehabilitación hicieron posible que Kayla pudiese sentir de nuevo sus piernas y decidió dedicarse a correr.
Al principio, era una corredora media más, pero al paso de los entrenamientos, su entrenador vio en ella un potencial enorme y prueba de ello es que se encuentra entre los mejores atletas de fondo de todo Estados Unidos.
"Correr me hace sentir normal. Es difícil vivir con una enfermedad en la que tu cuerpo se pone en tu contra. Cuando corro siento que estoy luchando contra él. Me siento segura de mí misma".