El Papa Francisco ya se encuentra en Turquía. Desde hoy y hasta el próximo domingo día 30, el Pontífice llevará adelante un visita ecuménica que busca tender puentes y dar aliento a la minoría católica del país que es mayoritariamente musulmán.
El sexto viaje internacional del Papa Francisco lo lleva a una nación que tiene como fronteras a Siria, donde el llamado Estado Islámico desarrolla una encarnizada lucha contra los kurdos por el control de la ciudad de Kobane, e Irak, en donde estos terroristas persiguen y asesinan cruelmente a los cristianos. El Santo Padre se moverá a pocos kilómetros de este grupo extremista.
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Turquía es un país de mayoría musulmana donde viven 76 millones de personas. La mayoría de sus habitantes pertenecen a la familia Sunna (65 por ciento) y Shia, conocidos también como "alevíes" (entre un 25 y un 35 por ciento). Estos últimos se sitúan al margen del mundo musulmán ya que no frecuentan las mezquitas, sino las llamadas "casas de oración", no respetan el ayuno del Ramadán ni practican las cinco oraciones diarias. El gobierno turco les considera musulmanes pero ellos mismos no comulgan con el gobierno islámico del Partido de Justicia y Desarrollo que lleva en el poder desde 2002. Además, reivindican un reconocimiento oficial por la Diyanet (Dirección General de Asuntos Religiosos de Turquía) ya que desde el año 2009 no es obligatorio indicar en la tarjeta de identidad la afiliación religiosa.
Por su parte, los cristianos son menos de 100.000 y pertenecen en su gran mayoría a iglesias ortodoxas: la Iglesia ortodoxa griega (2.000) y la Iglesia ortodoxa armenia (80.000) y asiria (entre 20.000 y 25.000). Los católicos del país son unos 53.000 y pertenecen a distintos ritos, entre los que se encuentran los de rito latino, armenio, asirio y caldeo.
En los últimos años, el país ha recibido una avalancha de refugiados procedentes de Irak y Siria, por la implacable persecución de la que son objetos en sus países, en su gran mayoría por grupos terroristas procedentes del islamismo radical.
Actualmente, los cristianos turcos dependen de las relaciones internacionales entre países (Armenia y Grecia, principalmente), al tiempo que son plenos ciudadanos turcos. Los cristianos turcos a menudo son considerados como extranjeros y pese a la libertad de culto, siempre tienen que justificar su lugar en la sociedad, lo que genera no pocos conflictos internos en el país.
Sin duda, uno de los momentos de más importancia y que pasará a la historia en este viaje apostólico del Papa Francisco será el encuentro con el líder la de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, el Patriarca ecuménico Bartolomé I, que encarna el legado del antiguo Imperio Bizantino y tiene su sede en el barrio de Fener (Estambul), desde donde guía a las diversas iglesias ortodoxas. En la actualidad tiene jurisdicción sobre unos 3,5 millones de fieles dispersos por la diáspora, así como a los ortodoxos de Turquía y de las islas del mar Egeo.
No será la primera vez que el Papa Francisco se encuentre con el Patriarca, ya que el pasado mes de mayo se vieron en Israel durante el viaje del Pontífice a Tierra Santa y Jordania. Allí firmaron una declaración conjunta por la unidad de las iglesias y se arrodillaron juntos ante la tumba de Jesús y el lugar donde según la tradición resucitó, en el Santo Sepulcro (Jerusalén).
En 2013, Bartolomé I puso fin a 10 siglos de alejamiento (en 1054 hubo un cisma entre las dos iglesias) con la Iglesia católica al participar en la misa de inicio de Pontificado de Francisco y dar inicio así a una nueva etapa en la historia de las relaciones entre las dos iglesias.
Por su parte, el país es también objeto de muchos turistas cristianos, que llegan hasta él para seguir, entre otras, la "Ruta de San Pablo" y recorrer algunos de los lugares más destacados que tienen presencia en los evangelios.
Es el caso de Antioquía, Éfeso, Cesarea o Sardes y la región de los Gálatas, que es el Ankara actual. Además, los judíos –principalmente sefardíes– constituyen con sus 25.000 fieles la tercera comunidad religiosa del país.