Los participantes en el "Simposio de jóvenes contra la prostitución y la trata de personas. Máxima violencia contra las mujeres", que se realizó los días 15 y 16 de noviembre en la Casina Pío IV del Vaticano, manifestaron su rechazo "al sistema que genera que las personas caigan en situación de prostitución y cualquier otro modo de esclavitud".
El encuentro fue promovido por el Arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontifica de Ciencias Sociales, y Alicia Peresutti, responsable de la ONG argentina Vínculos en Red y asesora del Vaticano en temas de trata de personas. Durante estos días abordaron y discutieron el problema de la trata desde su propia realidad y perspectiva. El Papa participó de la reunión y les dirigió un discurso.
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En la primera declaración internacional de jóvenes sobre este tema, recordaron que "los seres humanos no somos objetos factibles de ser comercializados. Tenemos derechos y deberes, y queremos ejercerlos en un plano de igualdad de oportunidades. Condenamos la esclavitud porque resulta un crimen contra la humanidad y la dignidad de los seres humanos".
Tras pedir "romper los paradigmas culturales que condenan a las personas a todo tipo de explotación", pidieron a los Estados que protejan los derechos humanos y brinden la asistencia necesaria a las víctimas de la prostitución y la trata de personas, para ello piden la creación de un observatorio "para evidenciar la normalización de la violencia contra las mujeres a partir de la sobre erotización y la feminización de la violencia en los medios de comunicación".
Los jóvenes creen en la educación como manera de cambio cultural social y piden educar para que "los varones no compren sexo, ya que ellos se vuelven parte de la cosificación de los seres humanos y de la mercantilización de los cuerpos".
Para ellos es fundamental que se conozca el fenómeno de la explotación sexual y piden "la creación de espacios de seguridad para las mujeres que se encuentran en situación de riesgo y espacios de acompañamiento adecuados en los que se respeten los procesos individuales de cada mujer".
"Es indispensable la penalización del cliente de prostitución y de trata de personas en cualquiera de sus variantes", explicaron los jóvenes que no quieren condenar a las víctimas, sino "a toda la cadena de explotación".
Por último, los jóvenes expresaron: "Todos los hombres y mujeres del mundo somos personas iguales y libres, y que debemos aunar esfuerzos para rescatar, empoderar y restituir los derechos fundamentales de las personas que han sido víctimas de la trata de personas y cualquier otro tipo de esclavitud".