La humanidad, especialmente en el Occidente secularizado, está camino al suicidio con cada ataque al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, advirtió el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, quien afirmó que la mayoría de la gente quiere saber cómo hacer un matrimonio más fuerte y no cómo redefinirlo.
El Purpurado hizo esta advertencia en una entrevista con Edward Pentin del National Catholic Register en el marco del Coloquio Internacional "Humanum", que concluyó este viernes en el Vaticano.
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"La forma en que la familia es subvalorada o amenazada en muchos lugares es similar a estar al borde de un precipicio, debemos detenernos y no dar ese paso final del cual ya no hay retorno. En los ataques contra el matrimonio como una unión complementaria de un hombre y una mujer, vemos un tipo de suicidio de la humanidad misma, especialmente en el secularizado Occidente – en Europa, los Estados Unidos, Norte América-. La diferencia entre hombre y mujer es una realidad positiva porque refleja la voluntad de Dios en la Creación, ¡y la voluntad de Dios es buena y busca que florezca lo humano!"
La autoridad vaticana recordó que "la familia no es una cosa aislada", sino que "pertenece a una familia más amplia, a su propia gente, historia, región y cultura. Esto subraya que no somos individuos aislados, sino creados por Dios como seres que viven juntos, con responsabilidad por el otro y por la vida de las futuras generaciones".
"No puedo decir que tengo una personalidad autónoma", explicó el Purpurado; sino que debo agradecer por todas aquellas personas que me han dado tanto de sí mismos, como mis padres, hermanos y hermanas, familiares, profesores y pastores; una herencia que a la vez –indicó-, debemos dar también a las generaciones que están por venir.
Durante la entrevista, el Cardenal advirtió que en la actualidad hay discusiones "sobre sexo o relaciones fallidas, pero no sobre por qué hombres y mujeres se atraen, cómo se complementan y responden uno al otro. Esto es en lo que la gran mayoría de la gente está interesada: cómo hacer un matrimonio mejor, más fuerte, más pleno y vivificante".
"La mayoría silenciosa hasta ahora no entendía que estaba pasando en la sociedad o ha sido silenciado por el uso de la palabra 'discriminación' aplicado a aquellos que quieren defender la familia tradicional. No podemos decir que la relación básica de hombre y mujer es solo un producto cultural o social, un 'regalo' de un gobierno o una construcción del hombre, sino que es, más bien, una base", explicó.
"Del mismo modo, la dignidad personal y la libertad no son productos culturales y sociales, sino que están escritos en nuestra propia naturaleza como hombres y mujeres creados a imagen de Dios, como es la existencia del hombre y la mujer en el matrimonio", añadió.
Asimismo, "los niños no son un producto de la sociedad o solo un objeto del estado, del gobierno. Los gobiernos no pueden suplantar la responsabilidad primordial de los padres hacia sus hijos o negar el derecho de los niños de crecer con una madre y un padre".
Un camino a lo divino a través del matrimonio
Durante la entrevista, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe recordó que "en la tradición católica el matrimonio se basa en la creación y que la creación expresa la voluntad de Dios". Asimismo, "en la historia de la salvación, Dios envía a su Hijo, Jesucristo", quien se encarna cumpliendo la voluntad del Padre para nuestra salvación.
En ese sentido, "en Cristo, el estado natural del matrimonio, el vínculo natural entre hombre y mujer en matrimonio, es elevado a un sacramento, a un signo e instrumento de su gracia y su misma relación con la Iglesia".
"El vínculo de unidad de un hombre y mujer enamorados, en matrimonio, es expresado por el amor de Jesucristo hacia su Iglesia. Y eso es un amor de donación, un amor crucificado: Qué poder hay en el santo matrimonio de los cónyuges para verdaderamente darse cuenta que están experimentando un medio, un instrumento, pero no solo para su propia santificación, sino para la divinización de todas las personas que llegan a estar en contacto con el amor divino de la Trinidad a través de la vida matrimonial", afirmó.
En ese sentido, destacó la presencia de líderes de diversas religiones y otras confesiones cristianas en el Coloquio Humanum, pues ello demuestra que la protección del matrimonio "no es solo una preocupación de la Iglesia Católica, sino un proyecto profundamente humano, un gran regalo para toda la humanidad".
"El amor nupcial es también un signo de esperanza para la humanidad en un mundo tan necesitado de tales signos. Testimoniando esto juntos, podemos demostrar que somos hermanos y hermanas y no enemigos", expresó.