El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos) y presidente de la Comisión de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Mons. José Gómez, señaló que las medidas migratorias anunciadas esta noche por el presidente del país, Barack Obama, no son suficientes, pues "no reemplazan la reforma integral" necesaria en el país.
En un mensaje a la nación, Barack Obama anunció una serie de medidas migratorias, entre ellas deportar "a los delincuentes, no a las familias", ampliar la "Acción Diferida" y fortalecer la vigilancia contra miembros de grupos criminales y sospechosos de terrorismo.
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Sin embargo, en su discurso Obama reconoció que "nuestro sistema migratorio está roto y todo el mundo lo sabe".
Mons. José Gómez, si bien expresó su alegría porque "se ofrecerá un cierto alivio temporal" a las familias de migrantes en riesgo de ser desintegradas, señaló que "las acciones que el Presidente está realizando hoy ciertamente no reemplazan la reforma integral de inmigración que nuestra nación necesita".
A continuación, el mensaje completo del Arzobispo de Los Ángeles, difundido por el sitio web Angelus News:
Me alegra saber que se ofrecerá un cierto alivio temporal para ayudar a padres e hijos que viven en un temor diario de que sus familias sean desintegradas por detenciones o deportaciones.
Pero las acciones que el Presidente está realizando hoy ciertamente no reemplazan la reforma integral de inmigración que nuestra nación necesita.
Nuestro sistema es defectuoso y necesita modernizarse para poder responder a las realidades de una economía global. Todo el mundo lo sabe. Y como el sistema es defectuoso, muchos de nuestros prójimos están sufriendo, y entre ellos, millones de familias y de niños.
Demasiadas familias están siendo divididas por las deportaciones, por la incertidumbre acerca de su estatus, y por los retrasos en nuestro proceso de visado que puede demorar años o incluso décadas. Demasiados hombres y mujeres indocumentados son explotados en sus lugares de trabajo y se ven obligados a vivir entre las sombras de la sociedad.
Como nación, todos nosotros -y no sólo nuestros líderes- tenemos una responsabilidad. No podemos volver la cabeza y mirar hacia el otro lado mientras nuestros hermanos y hermanas siguen necesitando nuestra ayuda. Tenemos que trabajar todos juntos: los ciudadanos, las comunidades de fe, las agencias gubernamentales y los funcionarios electos.
De manera que acojo esta acción, pues ofrecerá un alivio a millones de personas que están en gran necesidad. Pero este alivio no es permanente y todavía no presenta una solución definitiva para los problemas. Éste es el momento para que hagamos nuevos esfuerzos y renovemos nuestro compromiso de ayudar a que nuestros líderes en Washington dejen de lado sus diferencias y se unan para encontrar soluciones que sean justas, compasivas, duraderas y de amplio alcance.