El recientemente instalado Arzobispo de Chicago (Estados Unidos), Mons. Blase Cupich, tendrá a su cargo una población católica de más de 2,2 millones de fieles, casi la mitad de los cuales son hispanos.
Según las estadísticas publicadas por el Arzobispado de Chicago a finales de 2013, la arquidiócesis está compuesta por 2,203,000 fieles, de los cuales el 44 por ciento son hispanos, alrededor de 969 mil personas.
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En su homilía por la Misa de instalación, celebrada el 18 de noviembre, Mons. Cupich señaló, en un estilo cercano, con ocasionales bromas, que es "consciente que la nueva responsabilidad va a ser exigente, pero les confieso amigos, yo no hago lo de 'caminar sobre el agua'. Apenas puedo nadar".
"Así que espero que esta imagen que nos presenta el Evangelio de hoy no sea un reflejo de las expectativas de algunos de ustedes", dijo.
El Arzobispo señaló que al interpretar este Evangelio, que "es más que un relato de Jesús caminando sobre el agua", este texto "se convierte en un punto de referencia para entender el significado de la resurrección, para entender cómo el Señor Resucitado está trabajando en medio de nosotros hoy en día, y cómo en los discípulos en todas las edades, así como la Iglesia en nuestro tiempo debe entender su misión".
"En pocas palabras, debemos unirnos a Cristo en la búsqueda, invitando, y acompañando, permaneciendo con aquellos que El nos envía. Cada uno de esos aspectos de nuestra misión: buscando, invitando y acompañando merece una reflexión más amplia".
Mons. Blase Cupich destacó que en la actualidad "nos enfrentamos ante de la formidable tarea de transmitir la fe a la siguiente generación, de evangelizar a una cultura moderna y a veces escéptica, sin mencionar la tarea de inspirar a los jóvenes a servir a la Iglesia como sacerdotes, religiosos y religiosas".
"Todo parece tan desalentador y difícil, tan difícil como la caminar sobre el agua. Estamos en el mar, inestables en nuestro enfoque frente a estas preocupaciones. Los catequistas y educadores están en las primeras filas de esta lucha".
Mons. Cupich indicó que "también los padres y los abuelos se preguntan si ellos serán los últimos católicos en su familia. Del mismo modo los obispos y sacerdotes encuentran que la proclamación de la Buena Nueva es cada vez más difícil en medio de una gran polarización en la iglesia y en la sociedad".
"Jesús nos dice a todos el día de hoy que debemos volver a donde comenzó nuestro camino de fe, para estar en contacto con la experiencia gozosa del ser transformado s por la intimidad que Dios nos ofrece, a estar dispuestos a compartirlo con la próxima generación".
El Obispo destacó que "los jóvenes siempre han sido atraídos por la autenticidad de la vida, donde las palabras coinciden con los hechos", por lo que "no hay que tener miedo a dejar que nuestros jóvenes sepan de nuestro vida con Dios y sobre cómo empezó".
Mons. Cupich alentó a tener en el presente "el coraje de dejar nuestra zona de confort y tomar una nueva etapa en nuestro camino de fe, tanto personal como comunitariamente".
"Hay resistencia en cada uno de nosotros a correr ese riesgo. Podemos estar satisfechos del lugar donde estamos", advirtió, recordando que el Papa Francisco "nos dice que la tentación es pensar y decir 'yo soy suficientemente religioso, soy suficiente católica', o de líderes de la Iglesia que se resisten a las reformas necesarias, afirmando 'no hemos hecho eso antes' o 'No puedes decir eso'".
El Arzobispo de Chicago señaló que "Jesús nos invita, no solo a tomar el riesgo de salir de nuestra zona de confort, sino también a hacer frente a la tensión que implica el cambio, no con desdén, pero de una manera creativa, y desafiarse unos a otros para hacerlo".
Mons. Blase Cupich subrayó que la comunión de Jesús con nosotros "no es para los perfectos, sino por la salvación de las almas, por los perdidos, los desamparados y los que están a la deriva".
"Su comunión no es solo una visita rápida, sino que él desea estar con nosotros hasta el punto de hacer que nuestras vidas sean la morada, la casa donde él y el Padre permanezcan".
Tras señalar que "nosotros, como Iglesia, no debemos temer salir de la seguridad de costas familiares", el Prelado indicó que "es por eso que ahora en nuestros días Pedro en su sucesor, Francisco, nos insta a asumir la tarea de cruzar los mares a buscar, invitar y acompañar a otros, porque el Cristo resucitado está en la barca, con nosotros".